Tim Duncan vs Kobe Bryant, el Ying y el Yang: carreras y retirada

Se abre un paréntesis en la vorágine de fichajes de la NBA para escuchar a Tim Duncan que se retira definitivamente del baloncesto. Con ese anuncio, los aficionados nos quedamos en el mismo año sin posiblemente las dos estrellas más rutilantes que llegaron a la liga el siglo pasado, con permiso de Kevin Garnett. Tim Duncan y Kobe Bryant se retiraron el mismo año. Pero las formas fueron muy distintas.

Duncan y Bryant, dos leyendas muy distintas.
Duncan y Bryant, dos leyendas muy distintas.

Tim Duncan y Kobe Bryant, dos estrellas muy diferentes

Y es que Kobe y Tim, Ducan y Bryant son a la NBA la transición desde Jordan a lo que es hoy día. Fueron las estrellas que recogieron el brillo mediático y deportivo que Jordan dejó huérfanos allá por 1998, y recogieron el difícil papel de liderar una liga después de la segunda retirada del posiblemente mejor jugador de la historia del baloncesto.

Dos estrellas que verán sus camisetas en lo alto del Staples Center y del Álamo Dome, dos jugadores diferentes, y entre sí, la tesis y antítesis del deporte actual.

Tim Duncan, un jugador clásico inigualable

Tim Duncan, es y ha sido el prototipo de jugador clásico, sobre todo, fuera de las canchas. Muy del estilo de jugadores como John Stockton o Larry Bird, poco dados a titulares más allá de su actuación día tras día en el parqué. Una vez fuera de la pista de baloncesto es, o así nos llega, una persona normal, si es que se puede ser eso hoy día en el mundo NBA. De carácter quizás introvertido, o quizás más como todos nosotros.

Ya demostró personalidad antes de llegar a la NBA, negando esa posibilidad en 1996 y haber aterrizado a la vez que Bryant en ese verano, pero decidió cumplir su periplo universitario, por una promesa a su fallecida madre lo suficientemente fuerte para negarle a todo un Jerry West declararse elegible ese año.

Llegó a los Spurs en 1998 como número uno del draft de la misma forma que todo lo que ha ido sucediendo a lo largo de su carrera, caía por su propio peso, de forma natural. Igual que el anillo de 1999, el año del lockout, simplemente era el mejor equipo y era el mejor dentro del mejor equipo. Demostrando también ser los mejores ante aquellos Lakers que después ganaron tres anillos consecutivos.

Duncan celebrando uno de sus 5 anillos.
Duncan celebrando uno de sus 5 anillos.

Un MVP humilde y bajo el radar

Nunca necesitó golpes en el pecho para ganar MVP, quizás alguno más hubiera conseguido de haberlo hecho. Pero nunca fue su estilo, nunca necesitó “trash talking” para desquiciar rivales. Desesperaba por su facilidad para anotar, rebotear, taponar o pasar; no hicieron falta canastas imposibles para ganar partidos. Todo fluía natural hasta sus manos y si tenía que definir lo hacía, si tenía que pasar, pasaba.

En definitiva, ha sido el jugador que todo entrenador quisiera tener, Tim Siglo XXI Duncan, pero el Siglo XXI tenía otra cara también.

Kobe Bryant, el inicio de las estrellas por encima del equipo

Kobe Bryant aterriza en la NBA en medio de una jugada maestra de Jerry West, que le lleva a titulares de todos los periódicos. Y él, genio y figura hasta la sepultura, se erige en el líder de la generación de la irreverencia, de la generación del éxito a cualquier precio, de la generación del hoy y ahora.

La “Mamba” quería ser el heredero natural de Michael Jordan, todo en él decía que podía serlo. No solo sus facultades físicas y técnicas, tan parecidas al original, sino también su ambición, su testarudez y su dominio de los medios de comunicación y lo demuestra desde el minuto uno hasta el pitido final de la temporada 2016.

Kobe y los medios de comunicación

En los años 90 la televisión revolucionó la liga. Pasó de ser un deporte mundial a ser una liga global, pero a finales de los 90 ya no era solo eso, era universal en todos los sentidos, al amparo de Internet. Y Bryant acaparaba los focos en ese universo. Todo lo que un jugador hacía era seguido, todo lo que decía, se veía y se comentaba, y Bryant se movía como pez en el agua. Los gestos, las declaraciones, las actuaciones, el cuándo, el cómo y el porqué de todo lo que hacía se enfocaba a los medios, era la evolución hacia esta nueva era.

Kobe también era una estrella en la pista, no nos olvidemos, nadie lo negó nunca. Lo fue por méritos deportivos, ganando anillos, tres con Shaquille O’Neal, dos con Pau Gasol, cinco con Phil Jackson, enfrentándose a su ídolo en aquel All Star Game de 1998, después de haberlo emulado en el anterior ganando el concurso de mates.

Anotador compulsivo, protagonista siempre por exceso y por defecto, que le llevó a sus enfrentamientos con Shaquille O’Neal, entonces jugador franquicia de los Lakers, y que tras su abandono del equipo en 2004 nadie volvió a discutir su liderazgo del equipo.

Bryant posa con sus 5 anillos.
Bryant posa con sus 5 anillos.

Todo giraba en torno a Kobe Bryant y Tim Ducan, pero de forma muy distinta

Al igual que Duncan en los Spurs, sobre el que siempre giraba el juego, también lo hacía el de los Lakers alrededor de Kobe. Pero al contrario que el primero, no todo parece natural. En la franquicia angelina todo parece verse forzado a acabar en Kobe Bryant. Los contratos, los compañeros, los entrenadores, las jugadas. Todo tiene apariencia artificial para que Kobe luzca, y lucía, brille dentro y fuera de la cancha, y muestra sus exhibiciones deportivas, por supuesto, materializada en la segunda mayor anotación de la historia.

Y entonces llegó él, llega Pau Gasol a los Lakers, y el equilibrio que siempre parecía haber en los Spurs, los Lakers parecen encontrarlo con su llegada, a pesar de perder las finales de 2008. Kobe encuentra su Ying, en Gasol, lo mismo que Duncan siempre tuvo el suyo en la figura de Popovich, el equilibrio en protagonismo, el equilibrio en la cancha, el equilibrio en el liderazgo.

Un simple anuncio o una gira de un año, dos formas de despedirse muy distintas

Bryant trata de amigo a Pau Gasol, y eso es decir mucho, más aún si deportivamente te disputa esos focos que siempre quisiste, que siempre te apuntan a ti, y que Kobe reclamaba como suyos. Siempre fueron suyos hasta la temporada en que se ha retirado cual estrella de rock, en una gira triunfal con su apoteosis final, 60 puntos para finalizar su carrera. No es como aquella finta que sufrió y sigue sufriendo Bryon Russell para dar el sexto anillo a los Bulls, pero hubo fiesta y fuegos artificiales, como en toda su carrera.

Dos meses después, la misma situación en San Antonio Spurs. Se retira una parte de su historia, y lo hace en las antípodas de la anterior, desconociendo si Tim Duncan lo había decidido antes o después, lo que si sabemos es que, como el resto de su carrera, ha sido sin banda de música, sin purpurina, sin focos mediante, ha sido algo normal.

Deja un comentario