Braunschweig, el pueblo tocado por Dios

Hay un grupo alemán conocido como Die Prinzen que, a lo largo de su larga trayectoria, se ha caracterizado por el empleo de la sátira, el humor y el sarcasmo exacerbado en sus canciones. Y así es como han triunfado por ello (14 discos de oro y 6 de platino). Pero cuando, en 2001, sacaron a la luz una canción titulada Deutschland, iban en serio. Y es que en esta canción, más allá de alabar las virtudes y bondades del país germano con muy buen humor, una frase destaca sobre las demás.

«Gott hat die Erde nur einmal geküsst. Genau an dieser Stelle, wo jetzt Deutschland ist»

«Dios ha besado la tierra en una sola ocasión. Justo en este punto en el que Alemania se encuentra»

Estos dos versos, que no dejan de estar escritos con un evidente sentido satírico y que buscan las cosquillas y provocación de quien los escucha, cobran sentido cuando se habla de la ciudad de Braunschweig. Especialmente, en lo que concierne a Alemania. Y es que la segunda ciudad más poblada de la región de Niedersachsen -Baja Sajonia-, existe aproximadamente desde el año 861, y fue el lugar que vio nacer tanto el fútbol como el baloncesto en la nación. Y todo en cuestión de 20 años. Pero antes de llegar a ello, debemos sumergirnos en la historia. Pues tales acontecimientos deben contar con un contexto adecuado.

Conocer el contexto histórico es importante, pero si quieres ir directamente a lo estrictamente deportivo puedes saltar a la parte de Dos historias, dos deportes, un hombre.

Contexto histórico de Braunschweig

A través de la particular máquina del tiempo que supone la historia, aterrizamos en 1573. Año en el que la ciudad adoptó el nombre usado hoy en día en Alemania, Braunschweig, dejando atrás la formación original en Bajo Sajón, Brunswiek. Nombre que también ha evolucionado el último medio milenio de forma paralela, llegando a la Península Ibérica como Brunswick, apelativo que recibe la ciudad en España. Y si tratamos esta diferenciación es porque es importante. Y es que Brunswiek tiene su origen en la unión de dos palabras.

Origen etimológico

En primer lugar tenemos Brun, que viene de Bruno, la familia más poderosa de la zona. Y a esto se le añadió la partícula Wiek, o Wik, que en bajo sajón era el lugar donde los mercaderes descansaban y reposaban después del duro día de trabajo. Por eso, y dicho de otra manera, Brunswiek pasó a ser considerada como el lugar ideal para encontrar el descanso. Y, por eso, fue tocada -o besada- por los dioses del baloncesto 3 centurias más tarde.

Imagen de la ciudad alemana de Braunschweig.
Imagen de la ciudad alemana de Braunschweig. Imagen de Brunswyk, en Wikimedia.

Viaje en el tiempo entre 1031 y 1874

En los años que irían entre el siglo XI, cuando la ciudad aparece en la historia por primera ocasión a través de unos documentos de la Universidad de San Magni, hasta el siglo XIX, cuando los hechos que nos conciernen tienen lugar, sucesos relevantes en la historia de la humanidad tendrán lugar en esta localidad. O, también, con gente relacionada con la ciudad. Y es que Enrique el León, padre de Otón IV y esposo de Matilde, la hermana de Ricardo Corazón de León, hizo de Braunschweig la capital del Estado nada más aterrizar en el poder.

Además, llegó a ser la 7ª ciudad más grande de Alemania en los inicios del siglo XVII, y formó parte de la Liga Hanseática. Y ya en el siglo XVIII, concretamente en el año 1745, vivió la fundación por parte del conde Carlos I de la escuela técnica Collegium Carolinum, considerada como la primera universidad técnica de la historia del país. La ciudad, como se puede observar, lo tenía todo para ser pionera, y seguir siéndolo, y solamente necesitaba recibir la oportunidad. Oportunidad que, cuando llegó, no tardó en aprovechar.

Y es que es curioso cómo dos deportes que siempre han tenido la vitola de estar enemistados, pues siempre ha parecido que uno no crecía por culpa de la fuerte influencia y dominio del otro, sobre todo en Alemania, tengan su punto de origen en la misma mitad de siglo, en la misma ciudad y, además, de la misma manera. Y es que el baloncesto y el fútbol, en esta ocasión, son almas gemelas que por vicisitudes del destino han acabado separadas en Alemania, pero que tuvieron su raíz en la misma historia. Una historia de importación, de innovación y de darle una oportunidad a lo exótico. Una historia que comienza con Konrad Koch, pero que sin August Hermann nunca habría llegado a suceder. El hombre que descubrió el deporte de balón en Alemania. Y que le regaló a Braunschweig el lugar que tiene en la historia.

Dos deportes, dos historias, un hombre

Estamos en 1862. August Hermann, profesor y emprendedor en cuestiones deportivas, realiza un ensayo sobre las necesidades que tiene el cuerpo humano de practicar ejercicio. Y se convierte en muy popular. Tanto que, en 1864, comienza como profesor de una escuela privada de Braunschweig conocida como Martino-Katharineum. Y en 1869 pasará a ser profesor, titular, y con un sueldo. Se lo había ganado. Había implantado aquello que el Estado había querido, y ahora toda la escuela participaba en actividades físicas. Todas, por supuesto, relacionadas con correr. Estrictamente. Todo lo que se saliera de ahí estaba mal visto.

August Hermann
August Hermann. Imagen de heiligenlexikon, en Wikimedia.

Por ello, cuando Konrad Koch, que había entrado en la escuela en el 68, le proponga buscar un cambio de planes, lo aceptará con los brazos abiertos. Querían virar el rumbo, ahora faltaba encontrar la nueva dirección. Pero un tercer protagonista entró en escena en el momento oportuno. El Doctor Reck, suegro de Koch, había sido médico voluntario en Inglaterra, y conocía la existencia de deportes de equipo que podían ser interesantes para los jóvenes del lugar. Motivo por el que Hermann, en 1874, parte hacia Gran bretaña, recorriendo diferentes escuelas públicas, tratando de encontrar el juego correcto. Hasta que da con aquel balón redondo, de cuero, y ya no necesita buscar más. Ha encontrado la solución definitiva.

El cuero golpeado entra en escena

Cuando vuelve a Braunschweig, reúnen a un grupo de estudiantes en el pabellón del MK. Es una tarde de otoño, probablemente de octubre. Y decimos probablemente porque en las notas de Koch aparece mencionado este mes de pasada, pero no hay información concreta al respecto. Si supiera la importancia que este día tendría para Alemania, y para ellos mismos, habría anotado con total seguridad el día, la hora, el mes, la ropa que llevaban puestos y qué temperatura hacía. Pero para ellos era un día normal, era un nuevo comienzo, pero no lo consideraron por la magnitud histórica que podría tener. Y que acabaría teniendo.

Entonces, Hermann, que llevaba un paquete redondo envuelto en papel de periódico -información del Spiegel-, lo desenvuelve, dejando caer el cuero al suelo. Que rebota un par de ocasiones, y queda quieto el resto del tiempo. Sus estudiantes, incrédulos, no están seguros de qué es lo que tienen delante, o qué deben hacer con ello. Y cuando se lo explican, se sitúan 15 contra 15 en el campo de juego. Evidentemente, las normas eran muy diferentes. No había posiciones estrictas en el campo, y hasta había una figura que era tanto capitana del equipo, pero contaba con la potestad de señalar faltas y expulsar jugadores del partido. Además, todavía se podía emplear la mano para usar el balón. Normas que un año más tarde serán incluidas en las Fußball-Regelwerk, primeras normas futbolísticas alemanas.

El deporte comenzará, entonces, a explotar. En el año 78 todos los niveles de la escuela estarán obligados a participar, una vez a la semana, en una tarde de juegos, y el fútbol comenzará a crecer en popularidad. Llegando a todas las zonas de Prusia del momento. Y aunque será visto de mala manera por los profesores tradicionalistas -un deporte de equipo así, «violento», confrontaba con el razonamiento ideológico del Kaiserreich-, el Ministro de Educación, von Gassler, en el año 1882 ayudará a que coja impulso.

Territorios que componían Prusia.
Prusia. Imagen de Mexicano, en Wikimedia.

Ya que establecerá que los deportes, y el ejercicio físico en general, deben ser practicados «outdoors», incluyendo el fútbol en esta categoría. Y los profesores, reticentes de todas formas, no tendrán otra opción que empezar a enseñarlo, y a practicarlo en sus clases. Esto hará, además, que en 1882 Koch diferencie el juego todavía más del Rugby, prohibiendo definitivamente el empleo de la mano, entre otras nuevas normativas.

Asentarse a pesar de las dificultades

El fútbol ya estaba en Alemania. Se estaba afianzando. Y en 1888, en Berlín, lo acabó haciendo definitivamente. Y es que este es el año del nacimiento del BFC Germania 1888, primer equipo u organización futbolística en toda la historia alemana. Un acontecimiento al que, en 1895, casi una década más tarde, se unirá la propia ciudad de Braunschweig, contando con el FuCC Braunschweig en primer lugar. Que irá evolucionando hasta como se le conoce a día de hoy, Eintracht Braunschweig. O Braunschweiger Turn- und Sportverein Eintracht von 1895. Denominación que hace honor a su fecha de creación, y al espíritu inicial del club. Un conjunto gimnástico-deportivo y futbolístico a partes iguales. Pero en la historia del club hay otra fecha que también tiene mucha importancia. Y esa es 1967.

72 años después de su aparición. 93 años después de la llegada del fútbol a Alemania. Y más de 100 años después de la entrada de Hermann en el Martino-Katharineum, la ciudad había hecho historia de forma definitiva. Se habían coronado como campeones de la Bundesliga. A base de defenderse, de no dejarse superar, recibiendo únicamente 27 goles en contra en 34 jornadas. Un récord que no fue superado hasta el año 88, en el que lo consiguió el Werder Bremen.

El fútbol se había establecido en Alemania gracias a Braunschweig, pero no es el único deporte que le debe agradecer su aterrizaje en el país teutón a Hermann. Pues 1874 fue el año del fútbol, pero 1896 fue el año del baloncesto. Aunque tuviera una arrancada más lenta, complicada y obstaculizada, fue una arrancada de igual manera.

Grupo de mujeres practicando Korbball en la actualidad.
Grupo de mujeres practicando Korbball en la actualidad. Imagen de snater, en Wikimedia.

Baloncesto, Basketball, Korbball… problemas nominativos

Lo que sucedió la noche del 21 de diciembre de 1891 en la localidad de Springfield, Massachusetts, cuando James Naismith descubrió el juego del baloncesto, y decidió que no era una idea tan alocada como para ser descartada tendrá siempre, siempre, muchas más ramificaciones de las que nos podamos imaginar. Aunque podamos pensar que se acaban, que llega a un punto en el que su influencia ya ha tocado techo, siempre habrá algo que nos haga sabernos equivocados.

Y es que en 1896, apenas un lustro tras esa bendita noche, a no mucha distancia de donde todo había comenzado, Ernst Hermann dirigía una escuela privada en la ciudad de Boston. Ernst, el hijo de August, estaba viviendo, además, el crecimiento de este nuevo invento deportivo desde cerca y decidió trasladárselo a su padre, pues este podría ponerlo en marcha en su ciudad. Braunschwieg.

Una invención que llegó en el momento indicado, pues una vez el fútbol había conseguido asentarse como deporte entre sus estudiantes, quería encontrar algo que también atrajera a la parte femenina de la escuela, pues no eran partícipes de los eventos relacionados con el fútbol que se celebraban entonces. Por ello, al recibir las noticias de su hijo, August Hermann decidió darle una oportunidad a este juego, pero tuvo que introducir un cambio significativo. Ya que su hijo le había comentado que eran partidos entre dos equipos de 9 jugadores cada uno, en los que una canasta, literalmente, estaba a 3 metros de altura, y un balón debía ser introducido en ella. Es decir, una «basket» en la que debía entrar la pelota.

El Hermann que salvó el legado del Hermann original

Pero hay un problema. Y es que las palabras inglesas por aquel entonces no tenían mucho prestigio, y debe cambiar el nombre del nuevo juego. Recibiendo la denominación de Korbball. Un deporte que continuó siendo baloncesto hasta que, en 1906, se introdujo el tablero en Estados Unidos, pero no sucedió lo propio en Alemania. Entonces, el baloncesto, o Korbball, siguió desarrollándose de forma paralela. Una situación que provocó la nula evolución del baloncesto en el país hasta que, en 1933, llegó Hermann Niebuhr. El que, a día de hoy, es conocido como el verdadero «Padre del baloncesto» germano. Aunque el que lo inspirara fuera otro Hermann.

James Naismith, el padre del baloncesto.
James Naismith. Imagen de D. Gordon E. Robertson, en Wikimedia.

Y es que Niebuhr, tras 3 años estudiando en una universidad americana en Estambul, la Robert College, decide volver a Alemania y empezar a incluir este nuevo deporte que ha descubierto -el baloncesto de los años 30 era muy diferente al Korbball- en diferentes universidades de la nación, como lo son München, Breslau, Gera, Wünsdorf y Bad Kreuznach. Dos años más tarde, en esta última ciudad, el Vfl Bad Kreuznach se estableció como el primer equipo de Alemania, y en 1937 ya había 153 organizaciones. Y la primera competición tardaría únicamente 2 años más.

En definitiva, el baloncesto y el fútbol le deben mucho, por no decir todo, a dos jóvenes profesores de la Baja Sajonia que quisieron ir en contra de todo, salirse de la norma, para alzarse entre los demás, y ser pioneros. Y aunque no se les tenga en cuenta, o sean dos nombres que suenen ajenos, desconocidos, tal como ha demostrado la historia, así lo han acabado siendo. La historia siempre está a disposición de la verdad. Y en el deporte no es excepción.

 

Fuente: Spiegel, Zeitreise durch die Braunschweiger Sportgeschichte, Wayback Machine, Sport and Physical Education in Germany, German and American sport: a comparison. Basketball in America and Germany.

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