Superada la primera “Crisis Zion Williamson” de las muchas que vendrán, es el momento de plantear dos dudas sobre cómo Zion Williamson trasladará su rol de la NCAA a la NBA. Porque todo el mundo sabe lo especial que es, pero pocas personas están reparando en dos aspectos de su juego que los New Orleans Pelicans tendrán que estudiar si quieren tener al mejor Zion posible.
Menos mal que apareció su padrastro para calmar las aguas en este mundo. Tras confirmar que el joven está emocionado con la idea de jugar en la franquicia y ni siquiera se replanteó volver a Duke (algo que carecía de sentido por muchas razones) la realidad es que los Pelicans y sus fans respiran tranquilos, mientras que los New York Knicks lloran viendo como su “potencial mejor activo” para forzar un traspaso por Anthony Davis se queda en el futuro ex equipo del jugador.
Ahora bien, si ya se conoce la que será la casa del jugador con más hype desde LeBron James, es el momento de plantear dos cuestiones que han pasado desapercibidas con todo este humo. Zion será un grandísimo jugador, y no se puede dudar de esto. Su carrera será sensacional a poco que los Pelicans atinen un poco con la forma de rodearlo. Pero antes de inducirlo en el Hall of Fame, deberá resolver dos problemas.
La combinación de peso y altura es un bendito problema para Zion Williamson
¿Qué es Zion? ¿Un alero muy pesado? ¿Un ala pívot bajito? ¿Una mezcla de ambas? Mientras que en la universidad ha jugado de 4, sacando ventaja por velocidad o por físico a cualquier otro rival, su posición en la NBA está repleta de dudas porque nunca ha habido un jugador con sus condiciones. Sencillamente es único, esa combinación de peso y altura no tiene precedente. Es el jugador del futuro.
Poniendo un poco de contexto, Ben Simmons mide 2’08 y pesa 110kg. Andre Drummond pesa 120kg y mide 2’13. DeAndre Jordan comparte altura con este, pero son 10kg menos. Boban Marjanovic, con su 2’22 apenas saca un par de kilogramos a Zion. Ante este molde único y tan diferente a lo que ha habido hasta ahora, la pregunta más correcta es: ¿cómo atacará y a quién defenderá Zion cuando llegue a la NBA?
Esos 130 kilogramos han supuesto un dominio físico espectacular en la NCAA. Por momentos, recordando al Shaq más salvaje, era capaz de saltar sobre su rival para posteriormente anotar un alley-oop, un mate, o una bandeja con rectificado. Pero no solo son kilos: en su caso se combina la forma de un tanque con la velocidad de un Lamborghini.
Con todo lo mencionado, Zion seguirá siendo un individuo dominante en la NBA. Pero se antoja clave elegir la mejor posición para que pueda explotar todo su talento y logre ser mucho más que un jugador apto. No bastará con ser un buen jugador. y, por el bien de la NBA, debe ser una superestrella. Mientras que los fans lo desean y él tiene ese hambre de mejorar, la venta de camisetas funcionaría sola con Zion a su máximo nivel.
Zion Williamson no puede ser alero en la NBA actual
Quizá en otra época hubiese gozado de muchas ventajas en la posición de 3. Pero echando un vistazo rápido a la NBA en pleno 2019, ahora mismo esto no es más que una utopía: el papel del alero ha cambiado demasiado como para que Zion se adapte bien y dé todo lo que tiene. Quizá, con muchísimo trabajo, Williamson podría jugar en esta posición y cumplir satisfactoriamente este papel. Pero al mismo tiempo, sería un desperdicio destinar tiempo y recursos a su mejora en este rol cuando puede cumplir otro de forma sobresaliente y sin variar demasiado su juego.
El ideal de alero moderno es aquel capaz de generar juego para sus compañeros, lanzar desde la media distancia y el perímetro, penetrar con seguridad, defender múltiples posiciones, estar atento a los cambios en defensa, y aportar un sinfín de detalles e intangibles al juego. Ejemplos concretos de todo esto son Kawhi Leonard o Gordon Hayward pre-lesión. Y, sintiéndolo mucho, Zion no se acercará al nivel de estos dos si se desarrolla en su posición: demasiadas carencias que suponen un muro infranqueable.
Por otro lado, el jugador de la universidad de Duke chocaría con la realidad al ver que los aleros lo superarían por velocidad casi siempre. Si bien jugadores como LeBron, Kawhi, o Gordon son jugadores grandes, también aparecen perfiles que van en una dirección completamente diferente, como son Wiggins o Ingram entre otros. Todos ellos comparten algo en común, y son menos de 20 kilogramos (llegando a casos de 30) respecto a Williamson.
¿El lugar ideal? Recuperar el perfil de 4 clásico
Aquellos puretas de la NBA deberían estar contentos con el desembarco de Zion en la gran liga de baloncesto. Las carencias del joven no son pocas, y entre ellas está un irregular tiro exterior, manejo de balón muy mejorable, o no saber crear sus propios tiros tras bote, además de tener un bloqueo con los tiros libres. Pero precisamente todos estos problemas pueden suponer que se centre en mejorar sus muchísimos aspectos positivos.
¿Cuántos jugadores que no sean pívots van a resistir chocar con Zion en la pintura? Pocos, muy pocos. ¿Cuántos van a poder frenarlo en transición? Ninguno. ¿Qué pasará si se le empareja con un jugador más grande, pero lento? Que tendrá recursos para superarlo en su terreno. ¿Y si se le empareja con un 3 más ligero? Que se lo llevará por delante sin contemplaciones. Ese físico espectacular supone muchas ventajas a la hora de atacar y defender.
En ataque, la idea más o menos ya ha sido plasmada, y pasa simplemente por arrastrar a su defensor hacia la pintura. Con esto dejará espacio a sus compañeros, además de ser superior en una amplia mayoría de casos. Si además desarrolla un tiro en suspensión decente, sálvese quien pueda, porque emparejar a Zion será un dolor de cabeza cada noche.
En el otro lado de la pista ha demostrado ser un jugador que puede adaptarse a los sistemas del equipo. En 1vs1 puede ser un grandísimo defensor, y a la hora de hacer ayudas va a llegar porque es capaz de moverse de forma muy ágil, algo que beneficiará los cambios en defensa. Más allá de esto, ha dejado highlights espectaculares como taponador, y es que tiene un timing muy bueno a la hora de llegar a bloquear tiros.
Un menor dominio físico debe suponer mejorar en otras facetas
Suponiendo que la decisión final es dejar a Zion ser el 4 del equipo, queda otra duda por resolver. ¿Va a poder trasladar todo su juego de la universidad a la NBA? No, no podrá, y pensar que será el mismo tras aterrizar en “la competición de los mayores” es un error.
El monstruo de Duke supo aprovechar muy bien que no había nadie tan desarrollado como él en la NCAA. No ha tenido rival que se acercase a pararlo, bien por falta de kilos, o por falta de velocidad. Pero este escenario en la NBA va a cambiar, porque sí que hay jugadores capaces de resistir sus embestidas al aro (pívots que se mantengan en la pintura, defensores de altísimo nivel que busquen la personal) o de sacarlo al perímetro.
¿Dónde se verá más penalizado? Sus 3’5 rebotes ofensivos por partido bajarán con total seguridad. Por un lado, no tendrá tan sencillo colarse entre rivales más bajitos, sobre todo porque habrá un pívot cerca del aro casi siempre. Pero por si esto fuese poco, la liga camina cada vez más hacia jugadores más atléticos y desarrollados, que podrán ganarle la posición para impedir una segunda oportunidad.
Los Pelicans fueron top-8 en la caza de rebotes ofensivos esta temporada. Con Zion el objetivo debe ser mantenerse, ya que el jugador es capaz de anotar en el segundo esfuerzo sin demasiados problemas. Será clave que se le conceda la oportunidad de ir a buscarlo (cuando sea realista conseguirlo) y para ello, tendrá que jugar más como 4, buscando siempre la pintura.
Conclusiones
Es normal que Zion Williamson deje dudas sobre si será tan dominante en la NBA como lo ha sido en la NCAA. Pero una cosa sí que es cierta: esas dudas también existían en su paso de high school a la universidad y las disipó. Su primer año recuerda a los mejores de siempre. Ni estrellas actuales de la NBA dominaron con tanta facilidad en su primer año, y los que lo lograron, como puede ser el caso de Blake Griffin, no dejaban tan buenas sensaciones.
Por otro lado, es comprensible que quede gente escéptica respecto a lo que pueda lograr o no la superestrella de Duke. Cada año aparece “el próximo LeBron James”, “el nuevo Kevin Durant” o “el siguiente Kobe”, y hay más fallos que aciertos. En cambio, Zion es un superclase que formará su propio nombre si no lo ha hecho ya. Antes de él no hay nadie. Bueno, la suma de cualidades de varios jugadores si se le quiere intentar comparar.
Pero para lograr todo esto, debe explotar todas sus virtudes y mejorar en aquellas carencias que tiene. Los Pelicans son los máximos responsables del desarrollo de un rookie que puede ser superestrella y despuntar durante muchísimos años. Acertar con su posición e impedir que todo dependa del físico es la clave.