Emre Mor llegó este verano a Vigo como el fichaje estrella del Celta tras un desembolso de alrededor de 12,5 millones de euros que lo colocó como el segundo más caro de la historia celeste tras Catanha. Llegó con el cartel de ser una de las mayores promesas del fútbol europeo, por lo que se esperaba que fuese clave en el equipo, en una temporada en la que el conjunto olívico tenía el difícil objetivo de luchar por plazas europeas.
La temporada no le está yendo de la mejor manera a Emre Mor, pues solo ha disputado 602 minutos divididos en 19 partidos de liga, de los cuales solo ha sido titular en 4 (Las Palmas (ida), Girona, Las Palmas (vuelta) y Atlético de Madrid). Justo cuando estaba mostrando su mejor versión, encadenando 3 partidos consecutivos en el once, empezó también a tener comportamientos muy poco profesionales, como llegar tarde a entrenamientos o entrenar con baja intensidad, según las propias palabras de Unzué. Tras este comportamiento, se ha quedado fuera de la lista de convocados en los dos últimos partidos de liga (además del encuentro frente al Málaga por enfermedad) y entrenando al margen del grupo en alguna ocasión. Tras estos hechos la situación parecía ser insalvable, y comenzó a haber incluso rumores de un posible interés del Galatasaray turco. Por suerte para los aficionados célticos (pues nadie duda de la calidad del turco), esta situación parece estar superándose, pues el jugador ha pedido disculpas por su actitud y Unzué las ha aceptado, aunque el jugador tendrá que recuperar la confianza del entrenador navarro si quiere tener más oportunidades en el once.
Es necesario para los intereses del Celta que un jugador de la calidad de Emre Mor (aunque hasta ahora con su rendimiento no la haya mostrado, más allá de algunos detalles) se enganche de nuevo con el proyecto y con el vestuario, condición indispensable para luchar en estas 7 jornadas ligueras de liga que restan por una plaza de competiciones europeas. La afición céltica confía en la plantilla, en la cual vuelve a entrar Emre Mor.