El Estrella Roja de 1991, último triunfo europeo de Yugoslavia

Siempre se ha dicho que fútbol y política nunca deben ir de la mano. Y es verdad. El mejor ejemplo de ello es lo que ocurrió el 29 mayo de 1991, cuando el Estrella Roja de Belgrado levantó la Copa de Europa. En uno de los momentos más delicados de la Europa del Este, un equipo de fútbol se sobrepuso a los conflictos políticos.

Tras la muerte de Tito, líder de la República Federal Popular de Yugoslavia, en 1980, las tensiones internas comenzaron a manifestarse. Durante 1991, hubo varias críticas contra Slobodan Milosevic, líder serbio que ansiaba unir los territorios bajo una «Gran Serbia». Frente a él, Croacia deseaba también crear su propio gran Estado. Este deseo de poder, de ampliar dominios, llevó a los Balcanes a uno de los peores conflictos de la historia.

Comenzaron las disputas entre ambas naciones. La más significativa tuvo lugar debido a la existencia de una minoría serbia en Croacia, concretamente en la región de Krajina. Este territorio mostró su deseo de unirse a Serbia, abandonando Croacia. Este conflicto se manifestó, como no podía ser de otro modo, en forma de odio racial. Se llevó a cabo la práctica de «limpiezas étnicas», violando los Derechos Humanos.

¿Cómo era el Estrella Roja de 1991?

Mientras el régimen de Yugoslavia caía y sus territorios se enfrentaban entre sí, en Italia un equipo de Belgrado estaba a punto de hacer historia alzando la Copa de Europa. Un equipo formado por jugadores de procedencia dispar: Serbia, Croacia, Macedonia

Plantilla del Estrella Roja en 1991

«El fútbol es el único rayo de luz en la actual situación política de Yugoslavia», declaraba el jugador Robert Prosinečki, nacido en Croacia, días antes de la final al diario El País. 

«Entre los futbolistas del Estrella Roja no hay problemas de nacionalismo«, afirmó el centrocampista.

Stojanović; Belodedici, Najdoski, Šabanadžović, Jugović, Marović; Mihajlović, Binić, Savićević, Prosinečki; Pančev. Estos 11 futbolistas fueron los que saltaron al terreno de juego del Stadio San Nicola, en Bari. En el banquillo se encontraba el serbio Vlada Stošić.

Tras eliminar a Rangers, Dinamo de Dresden y Bayern de Múnich, el Olympique de Marsella era el único equipo que les separaba de la gloria europea.

Final de la Copa de Europa de 1991: Estrella Roja – Olympique de Marsella

El conjunto francés se enfrentó de tú a tú  al que, ya muchos consideraban, el mejor equipo de Europa.

Tras unos primeros 90 minutos en los que ninguno de los dos equipos quiso arriesgarse demasiado, llegó la prórroga con el 0-0 inicial. El marcador tampoco se movió en la media hora extra y llegó el turno de los penaltis.

Parece que fue cosa del destino. El encargado de tirar el primer penalti fue el mismo que, días antes, había asegurado que este partido era vital en una situación tan delicada. Prosinečki anotó su penalti y, acto seguido Manuel Amoros erró el suyo. No se falló ningún lanzamiento más desde los 11 metros.

Un joven Prosinecki celebra la Copa de Europa conseguida con el Estrella Roja en 1991

El Estrella Roja consiguió proclamarse campeón de Europa un 29 de mayo de 1991, fecha que quedó grabada en la historia del fútbol.

¿Cómo afectó la Guerra de los Balcanes al fútbol?

Sin embargo, las tensiones en el país no disminuyeron. A principios de junio de 1991, Eslovenia y Serbia se vieron inmersas en la llamada «Guerra de los 10 días». El conflicto fue breve, ya que Serbia se preparaba para la Guerra Croata de Independencia, que supuso una de las grandes tragedias humanas de la historia.

La guerra continuó y los jugadores del Estrella Roja comenzaron a marcharse a otros equipos europeos. Jugović se fue a la Sampdoria, Prosinečki al Real Madrid o Savićević al Milan. También se marcharon Mihajlović que puso rumbo a Roma, Pančev que se dirigió, al igual que Savićević, a Milán, aunque para jugar en el Inter.

Así terminó la historia de un equipo que asombró a Europa. Un equipo que utilizó el fútbol como válvula de escape ante los problemas que asolaban Yugoslavia, que terminó por disolverse definitivamente en 2006. Un equipo que, siendo muy joven, quizá hubiera dominado en Europa varios años más.

En 1998, Croacia participó por primera vez en una Copa del Mundo como nación independiente, consiguiendo la tercera posición. Si esa generación de jugadores que maravilló a Europa en 1991 no se hubiera separado, obligándose a jugar en diferentes selecciones, quién sabe si no hubieran conseguido levantar aquel Mundial.

Quién escribe
Nacho Hernáez

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