La figura del entrenador siempre ha desempeñado un papel clave dentro del deporte profesional y, en concreto, del baloncesto. Por ello, en los últimos años algunas franquicias han decidido otorgar a su nuevo head coach el cargo de presidente de operaciones. Sin embargo, a la mayoría de equipos que han juntado el cargo de entrenador y presidente de operaciones en una persona no les ha funcionado como esperaban.
Entrenador y presidente de operaciones en la NBA: fracasos y éxitos
Analizamos algunos de estos casos y trataremos de averiguar por qué han afectado negativamente a cada franquicia. Por otro lado, también hablaremos de una excepción en la que sí ha funcionado esta fórmula.
Doc Rivers
Doc Rivers llegó a los Clippers en 2013 para ocupar los cargos de entrenador y de vicepresidente de operaciones. En su primer año en Los Angeles llevó a su equipo a las Semifinales de Conferencia, en las que perdieron ante los Thunder. Una vez finalizada la temporada, amplió su poder a entrenador y presidente de operaciones de la franquicia. En el curso 2014/15, los Clippers volvieron a llegar a las Semifinales de Conferencia. Esta vez desaprovecharon una ventaja de 3-1 ante los Rockets y no pudieron alcanzar las Finales de Conferencia por primera vez en su historia. En 2016, las lesiones de Chris Paul y Blake Griffin impidieron al equipo angelino pasar de primera ronda. En 2017 volvieron a caer en las primeras de cambio en Playoffs ante los Jazz.
Doc Rivers decidió abandonar el puesto de presidente de operaciones el 4 de agosto de 2017. Sus últimos movimientos fueron el traspaso de Chris Paul a Houston y la renovación de un Griffin que sería traspasado meses después. En definitiva, Rivers se encontró en 2014 a un candidato al anillo. Tres años después, y sin haber pisado ningunas Finales de Conferencia, dejó la presidencia con un equipo destinado a quedarse en tierra de nadie. Su labor en los despachos borró por completo las opciones de anillo de la franquicia. No supo rodear bien a dos estrellas como Paul y Griffin, pues nunca contaron con un banquillo en garantías.
Stan Van Gundy
El mayor de los Van Gundy firmó con los Pistons en 2014 como entrenador y presidente de operaciones. Su situación era muy distinta a la de Doc Rivers. Él llegaba a un equipo joven que se estaba construyendo alrededor de Andre Drummond. En su segundo año con la franquicia de Michigan alcanzaron los Playoffs. Aunque fueron barridos por los Cavs en primera ronda, parecía que iban por el buen camino. Sin embargo, las dos siguientes temporadas fueron peor de lo esperado. El proyecto estaba estancado y los Pistons decidieron prescindir de él en ambos cargos.
El 7 de mayo de 2018 fue el último día de Van Gundy como entrenador y presidente de operaciones de Detroit. Al contrario que Rivers, ha dejado un equipo ligeramente mejor al que se encontró. No obstante, no supo llevar a los Pistons al siguiente nivel. Su último movimiento importante fue el que hizo llegar a Griffin a finales del pasado enero. A pesar de la llegada del ala-pívot, acabaron la temporada con un balance negativo y fuera de los Playoffs.
Tom Thibodeau
“Thibs” estuvo más de dos años ocupando ambos cargos. Durante ese par de temporadas y media no ha tenido paciencia con novatos como Kris Dunn y se ha empeñado en hacerse con los servicios de algunos jugadores a los que entrenó en Chicago. El resultado ya lo sabemos: quiso acelerar la reconstrucción traspasando piezas jóvenes a cambio de Jimmy Butler y este acabó traspasado también. Por si fuera poco, el equipo se verá con poco margen salarial en los próximos años debido a los multimillonarios contratos de Karl-Anthony Towns y Andrew Wiggins.
En definitiva, el ex entrenador de los Bulls no iba por buen camino. Por ello, acabó siendo destituido. Aunque hay luces y sombras, en general, su labor se califica de fracaso.
Gregg Popovich, entrenador y presidente de operaciones exitoso
Popovich, considerado como uno de los mejores entrenadores de la historia, ha demostrado que se pueden compaginar con éxito los cargos de entrenador y presidente de operaciones. En la temporada 1996/1997, “Pops” era el vicepresidente de operaciones y el General Manager de los Spurs. Pasados 18 encuentros, y con un balance de 3 victorias y 15 derrotas, despidió a Bob Hill y se contrató a él mismo como entrenador.
El resto es historia. Popovich ha ganado cinco anillos y tres premios al entrenador del año. Actualmente sigue siendo el entrenador y presidente de operaciones de la franquicia texana, en la que lleva trabajando desde la temporada 1994/1995. Salvo en su primera temporada, en todas ha alcanzado los Playoffs. Ha sabido construir una cultura ganadora en San Antonio y se ha ido reinventado conforme han pasado los años.
Una vez hemos visto estos ejemplos, es lógico pensar que las franquicias no deberían fichar a un entrenador para que también ocupe otro cargo. Aunque, por supuesto, nadie conoce mejor a los jugadores que el propio entrenador. Es él quien sabe cuales son las principales necesidades del equipo. Sin embargo, un presidente de operaciones debe conocer mucho más allá de las necesidades de su conjunto. Debe conocer todo el mercado. Desde todos y cada uno de los jugadores de la liga hasta todos aquellos que están por llegar. Por ello, no cualquier entrenador puede hacer esa labor positivamente, como han comprobado Rivers, Van Gundy y Thibodeau. Por ese motivo, las franquicias deben andar con mucho ojo antes de tomar esa decisión. Salvo que esté Popovich de por medio, claro.