EuroBasket 2017 Eslovenia – Serbia (93-85)
Llegaban las dos selecciones a la final tras haber superado diferentes baches por el camino. Eslovenia, que nos dejó en ridículo a base de triples y transiciones, había pasado por encima de España, la Letonia de Porzingis y los hermanos Bertans, y una fácil Ucrania, y Serbia, después de sufrir mucho contra Rusia en semifinales, ganar de 16 a Italia en cuartos y vencer de, solamente, 8 puntos a Hungría.
Y el partido, como viene siendo habitual últimamente, fue cosa de uno: Goran Dragic. El jugador de Miami, que llega muy en forma al inicio de temporada NBA, que ha promediado casi 23 puntos, 4 rebotes y 5 asistencias durante el torneo, y que ha llevado a Eslovenia a ser el equipo revelación del torneo y a lograr el primer Europeo de toda su historia, fue el gran dominador del encuentro.
Ya desde el primer momento fue marcando el ritmo de su equipo, acabando el primer cuarto, aún con tanteo desfavorable para el equipo de Igor Kokoskov de 20 a 22, con 6 puntos. Mientras tanto, en el lado Serbio, Kuzmic, que no volvería a encestar en lo que quedaba de partido, lograba otros 6 tantos para su equipo, gracias a sus 7 pies y su juego interior.
En el segundo cuarto las tornas cambiarían y, con un parcial de +11 para Eslovenia, se irían con 9 puntos de ventaja en el marcador al descanso, gracias a dos triples muy lejanos de Prepelic, y a 14 puntos de Goran Dragic, que llegaría ya con 20 tantos y solamente 20 minutos disputados. Mientras tanto, el ex del Fenerbahce Bogdan Bogdanovic no estaba logrando equilibrar la contienda, ya que llevaba 9 puntos anotados, y había logrado solamente 1 de los 5 triples que había lanzado.
Con la reanudación del partido, los de «Shasha» Djordjevic salieron a intentar darle la vuelta a la Final, sabiendo lo que estaba en juego, comenzando la remontada gracias a los puntos del «renacido» Bogdanovic, que lograría 7, y la ayuda de los interiores serbios, acabando el cuarto a tan solo 4 puntos de sus contrincantes.
Finalmente, y en el último asalto de la contienda, y con Goran Dragic dejando lugar a otros en la primera fila del «escenario», Prepelic y Blazic ayudaron a finiquitar el partido, sobre todo cuando Serbia les arrinconó y amenazó con quitarles el oro, estando, a falta de 3 minutos, empatados y alternando el marcador.
Finalmente, Eslovenia alcanzó el oro, el cielo, y sin contar con el brillo de Luka Doncic, que se quedó en unos «pobres» 8 puntos, 7 rebotes y 2 asistencias (todo por culpa de una torcedura de tobillo), pobres por lo que estamos acostumbrados a ver de él. Al final, la lectura de Kokoskov, la gran estrella encubierta de la competición, le ganó la partida a los favoritos. Al final, Goran Dragic se movió al son del himno de su país, en lo que sería su último baile, su última sinfonía… en definitiva, su última competición.