Cero goles. Ese es el registro de Olivier Giroud en la Copa del Mundo. Ni un tanto para el delantero centro de la selección francesa que ha llegado hasta la final del torneo. Sin embargo, el papel del atacante del Chelsea no podría ser más necesario.
Francia debutaba en Rusia ante Australia. En principio, un partido cómodo ante una selección menor. Nada más lejos de la realidad. Un penalti pitado con la ayuda del VAR y un gol tras un rechace. A eso tuvo que recurrir el equipo de Deschamps. No solo fallaba la puntería, también lo hacía el sistema.
El papel de Olivier Giroud en Francia
La reacción del seleccionador no se hizo esperar. En el primer partido Francia funcionó mejor con la entrada de Giroud, así que ante Perú Olivier salió de la partida. Y desde entonces, todo ha sido más fluido para los galos. Tan importante se hizo el atacante para Deschamps que incluso ante Dinamarca, intrascendente encuentro, Giroud partió en el once inicial.
La importancia de Olivier Giroud para Francia radica en lo que aporta el delantero para sus compañeros de ataque. Es evidente que las jugadas ofensivas las centralizan Griezmann y Mbappé, pero para que estos golpeen, deben conseguir espacio. Y es Giroud el que los genera. Pelea constantemente con los centrales, baja los desplazamientos largos de los defensas y abre la jugada hacia los laterales. Un auténtico prodigio del juego de espaldas, una clase continua de cómo debe jugar un “delantero tanque”.
Mbappé, Pogba y Griezmann son las referencias de la selección francesa. Ellos, junto a Lloris son los principales culpables del buen hacer de Francia en este Campeonato del Mundo. Sin embargo, no puede caer en el olvido lo que hace Giroud por su selección. Porque para Francia y su fútbol es fundamental que su delantero se llame Olivier.