Para conseguir un deseado MVP, la estadística individual es importante. Casi tanto como el buen hacer colectivo. Algunos años puede pesar más un aspecto que otro, sobre todo si el mérito individual es gigantesco (Westbrook) o, por el contrario, al gran rendimiento individual se le suma una temporada colectiva casi perfecta, como el caso de Antetokounmpo. Pero lo que nunca debe faltar para nombrar a un jugador MVP es una gran historia.
La NBA es un producto que se vende de forma fantástica. Aunque algunos quieren limitarlo a “marketing”, o peor, “muchos highlights, pero nada de baloncesto”, lo cierto es que va mucho más allá. Unas cuantas ligas del deporte profesional deberían sentir envidia respecto a cómo la NBA construye sus propias narrativas y caminos de los jugadores. Porque al final su público está formado por personas, y para estas es mucho más fácil encariñarse con ese jugador que vuelve lesionado y del que se ha visto su regreso paso a paso, que con uno que pasa 8 meses desaparecido y un buen día regresa.
El deporte mola. Ver a los mejores en lo suyo mola, y mucho. Si además los acompaña una buena historia… Apaga y vámonos. Por eso la gente no puede vivir sin historias ni rivalidades. Qué aburrido debe ser un mundo en el que Barça y Madrid, o Celtics y Lakers, se dan la mano al acabar un partido. Podrá ser bonito… al mismo tiempo que aburrido, porque sin ese pique se reduce una parte importante del atractivo.
La historia de Curry para ser MVP en 2020
Esta temporada se inaugurará con varias historias muy interesantes de cara a la posible entrega de un MVP. Antetokounmpo, tras su gran fracaso en el Mundial, buscará repetir premio. Embiid quiere ganarlo por Philadelphia y demostrar que es el mejor. Davis para mostrar al mundo que LeBron da paso a la siguiente gran bestia. Paul George para demostrar que puede ser LA superestrella diferencial en el equipo. Y así hasta completar la lista de candidatos.
Entonces, ¿qué hace diferente la historia de Curry? Absolutamente todo. Porque ya no es el enemigo que batir, el jefe final de la NBA. Sus Warriors ya no son la dinastía, aquel equipo temible que llegó a 5 finales consecutivas. Sin Durant, sin Iguodala, y con Klay Thompson lesionado hasta enero siendo positivos, el 30 de los Warriors se encuentra en un papel donde ya ha demostrado un gran desempeño: ser el no favorito.
Pese a contar con Russell a su lado, esta temporada es crucial en la carrera de Curry a nivel personal, pensando especialmente en dónde puede acabar situado en la lista de los mejores bases de la historia del baloncesto. Será la referencia absoluta de unos Golden State que han visto cómo dos de sus cuatro figuras principales no van a estar. La solución es la sencilla y sensata: encomendarse a Curry y llegar hasta donde el jugador pueda llegar.
Kerr ya comentó que se encuentra al 100%. El propio jugador ha dejado claro que está muy motivado e incluso preparado para cerrar la boca a aquellos que dudan de su equipo. Quizá esté a las puertas de una temporada histórica y solo está avisando con la calma y precaución que se puede y debe tener.
¿Qué esperar este año de Curry?
Qué no esperar es una pregunta posiblemente más acertada si se hace una aproximación al año que puede dar Curry. 27.3 puntos, 5.2 asistencias, 5.3 rebotes, y un salvaje 43’7% de acierto desde el perímetro son los números de la temporada anterior. Números de MVP… mientras estaba acompañado por Durant y Thompson, jugadores que no son precisamente malos y que también tenían un protagonismo elevadísimo.
Con “solo” Russell como escudero (Green no está a ese nivel de importancia en ataque; tampoco es necesario mientras atrás y generando juego cumpla) estos números pueden dispararse. No sería motivo de asombro ver a un Curry mucho más agresivo y lanzado en ataque. Su volumen de tiro debería aumentar, y si es capaz de sostener unos porcentajes similares a los de estas temporadas previas, en cuanto a anotación puede ser una salvajada.
En cuanto a la defensa hay que dejar una cosa clara: no es un gran defensor, y, sin embargo, tampoco es nulo en esta faceta. A Steph le falta físico para defender en situaciones de 1vs1, y nadie lo puede negar. Pero otra cosa bien diferente es la defensa colectiva. A través de su IQ puede aguantar el tipo, y aun contando con la necesidad de GSW de tenerlo sobreexplotado en ataque, su rendimiento en la otra mitad de la pista no se debería resentir en exceso.
¿Será Curry el MVP de la NBA 2020?
Lo normal es que se dé una grandísima temporada del jugador, especialmente en el terreno de la estadística individual. Su año debería ser comparable al del MVP unánime, donde fue tan exagerado el rendimiento que nadie se atrevió a discutirlo. Todo esto, evidentemente, contando con no ver ningún tipo de lesión, que dejaría esta pieza en poco más que un “lo que pudo ser”.
Predicciones de ESPN para la #NBA 2019-2020:
– Campeón:
1. Los Angeles Clippers
2. Milwaukee Bucks
3. Philadelphia 76ers– MVP:
1. Giannis Antetokounmpo
2. Stephen Curry
3. LeBron James— SportBall (@SportBallBasket) August 27, 2019
¿Dónde está el posible punto de discusión? En el balance de victorias y derrotas del equipo. Curry puede promediar una locura en la estadística que sea, que, como bien se ha podido ver esta temporada anterior, eso no se traduce en un MVP. Si el equipo no acompaña a lo que pueda hacer Curry todo lo que intente se verá como insuficiente. Quedar en un 6º o 7º puesto puede ser la diferencia entre ganar o no el MVP.
No obstante, si superan las expectativas, y es fácil porque para muchos son bastante bajas, la historia se construirá prácticamente sola: de ser el gran favorito al abandonado, y ya una vez abajo hasta relanzar a su equipo cuando todos los daban por muertos.
Todo esto, narrado en un periodo de 2-3 meses, con unos cuantos highlights bien colocados en el League Pass, junto a alguna declaración del jugador de lo difícil que ha sido llegar a donde sea que estén pese a la gran diferencia respecto al año anterior, y unas estadísticas superiores a las de años previos… y no habrá debate en cuanto a la mejor historia. Vuelve a ser el año del 30.