La importancia de la G-League para Toronto Raptors

En Toronto hay varios jugadores que están siendo protagonistas por muchísimos motivos. Desde Lowry hasta Gasol, pasando por Leonard, cada uno de ellos está haciendo méritos para dejar su nombre en la historia de los Raptors. Pero hay dos chicos de los que la franquicia debería sentirse especialmente orgullosa. Llegaron por la vía tradicional, siendo producto directo del buen scouting y posterior trabajo de los entrenadores: Pascal Siakam y Fred VanVleet. De La G-League a las finales de la NBA con los Raptors.

Bienvenidos a los Raptors… 905

Antes de ser piezas clave en un equipo que está jugando unas finales de la NBA por primera vez en su historia, ambos pasaron bastante tiempo lejos de los focos. Toronto es casi con total seguridad la franquicia que más ha obtenido de la liga de desarrollo, siendo Siakam y VanVleet los mayores exponentes. Porque, al contrario de lo que piensa mucha gente, jugadores de NCAA e incluso de la propia NBA, allí hay personas que están muy cerca de alcanzar la gran liga, pero les falta un poco.

Hace 2 años los Raptors 905 se coronaban campeones de la liga de desarrollo. El año siguiente se quedarían con la medalla de plata, pero esto es menos relevante. Siakam fue MVP de las finales, y VanVleet dio 14 asistencias en el tercer y definitivo partido. Ambos ya eran jugadores de los Raptors, pero esta experiencia extra les ayudó a forjar su carácter y aportó a su progresión como jugadores.

Jerry Stackhouse, entrenador que los llevó a su particular campeonato, se siente “un padre orgulloso” al contemplar el desarrollo de estos dos. Ver a Siakam anotando 32 puntos en su debut en la última fase antes del anillo debe ser una sensación indescriptible. Lo mismo sucede con Fred. Una parte muy importante en su evolución como jugadores pasa por este técnico, y es consciente de ello. Pero no solo es él: es la liga de desarrollo, donde se les dio minutos y oportunidades para lucirse. Esto es algo que no todos los equipos NBA hacen, y deberían.

“That’s what the development league is supposed to do. Those were three guys with a lot of pride who all worked hard. They earned it.” – Jerry Stackhouse

(Eso es lo que la liga de desarrollo debe hacer. Eran tres chicos con mucho orgullo que trabajaron duro. Se lo ganaron.)

Poco ego y una ética de trabajo encomiable: la clave del éxito

Siakam no estaba satisfecho con haber sido el pick 27. VanVleet ni siquiera fue drafteado. No se esperaba demasiado de ellos como jugadores de la NBA. Nadie apostaba nada… A excepción de Ujiri, que pronto se dio cuenta de su valor. No es casual que ninguno de los dos entrase en las conversaciones en el trade de Kawhi Leonard. Al igual que tampoco lo es que estuviesen excluidos en un posible trade por Mike Conley: había mucho potencial a explotar.

Una de las mayores dificultades de los equipos candidatos a llegar lejos es que no tienen minutos suficientes para desarrollar a sus jugadores jóvenes. Cuando aspiras al anillo, o a quedarte lo más cerca posible, deben jugar los mejores. No hay minutos para un chaval de Camerún que empezó a jugar a baloncesto con 15 años o para un chico de 23 que no fue ni drafteado. Ante este aprieto, la G-League fue la solución al gran problema que tenían los Raptors con sus jóvenes.

Pero esto no bastaba. La franquicia confió en ellos, pero debían demostrar que esa confianza estaba siendo depositada en los jugadores correctos. Y vaya si lo hicieron. De VanVleet, pero especialmente de Siakam, se aplaude su capacidad y ganas de trabajar para ser mejores. No solo son las sensaciones que proyectan a Pascal como un All-Star fijo y un VanVleet como reserva de lujo: van acompañadas de una mejora en los números y el protagonismo.

Es evidente que el jugador goloso, y el que más temprano que tarde llamará al club de las estrellas de la NBA, es Siakam. Su historia es muy interesante, de las que más en la NBA. VanVleet por su parte es el ejemplo de que con trabajo y dedicación se puede alcanzar casi cualquier meta.

Chris Boucher, ¿el próximo éxito de los Raptors en la G-League?

VanVleet y Siakam son los dos ejemplos más recientes y positivos de que, con mucho trabajo y talento, en la G-League se pueden foguear jugadores que en el futuro sean clave para el equipo, pero no tengan espacio todavía en este. Powell es otro jugador que pasó muchos minutos en la G-League, y es importante para los Raptors. Son los que más beneficio han sacado a la liga de desarrollo, y su equipo de scouting parece estar totalmente convencido de seguir en esta línea.

Uno de los jugadores que con bastante seguridad dará un paso al frente el próximo año es Chris Boucher, un Ala-Pívot que se ha ido hasta los 27’2 puntos, 11’4 rebotes, y 4 (!) tapones por partido. Elegido MVP y defensor del año en la liga de desarrollo, su evolución es tremenda, y ya ha podido jugar algo con los Raptors, sobre todo al final de la temporada regular.

Es el prototipo de 4-5 moderno, capaz de lanzar triples (7 por noche, con un 31’6% de acierto) y que encajaría de manera excelente en los esquemas de Nick Nurse. El verano será movidito, pero una hipotética salida de Ibaka sería la oportunidad ideal para fomentar la explosión de Boucher en la NBA. Además, es joven. Son solo 26 años que garantizan más evolución y que conservará su capacidad atlética al menos un lustro.

Jugar en la liga de desarrollo no es un castigo, sino todo lo contrario. Es el espacio donde un jugador joven puede explotar todo su talento y ganarse un contrato que le permita vivir bien el resto de su vida. La G-League debe funcionar como la antesala y expositor de talentos que quieren comerse la NBA pero aún no pueden. Los Raptors solo se están encargando de explicar el por qué.

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