Está totalmente instaurado entre el público general que la labor de un entrenador o psicólogo es la de motivar al equipo. Preguntas al entrenador tipo: ¿cómo los mantienes enchufados? ¿Ves al equipo motivado? O a un psicólogo deportivo tipo: ¿les das charlas motivacionales? Son las más comunes cuando se habla de estos temas entre la prensa y aficionados.
Motivación, motivación, motivación… Es la parte de la psicología más recurrente cuando hablamos de un deporte. Dinámicas, charlas, intervenciones, vídeos, fotos… todo por hacer creer o ver que el equipo o deportista está correctamente motivado. Pero, ¿es la única opción? NO. Motivar no lo es todo.
Imagínense, más fácil aún en estas fechas, jugar una final de una competición como la Champions, un partido crucial por la salvación/ascenso de tu equipo, un rival directo por tu objetivo, un campeonato individual… ¿Cuántos deportistas creen que no estarían realmente motivados? Realmente, muchas veces se nos olvida, que seguramente un deportista profesional sea quien más se juega en la competición, ya que su medio de vida depende casi exclusivamente de su fracaso o éxito.
Entonces, con el discurso tan instaurado del motivar y motivar, podemos caer en un grave error. La sobremotivación. ¿Qué es la sobremotivación? Una motivación excesiva, asociada principalmente a unas altas expectativas o alta responsabilidad. Y ¿qué consecuencias tiene? Generalmente, la sobremotivación acaba asociada a que aparezcan más errores y esto llevará a no conseguir el objetivo.
Siendo así, ¿qué podemos hacer para apoyar y ayudar a nuestros deportistas? Entender correctamente que es el nivel de activación.
El nivel de activación en el deporte
El nivel de activación es la respuesta del cuerpo a un suceso a tres niveles: fisiológico (sudoración, pulso, respiración…), conductual (actos verbales y movimientos) y mental (pensamientos y emociones). Entender de manera correcta cuál es el mejor punto de nivel de activación que podemos tener para hacer una actividad ayudará a que tengamos un mejor desempeño.
Pongamos un ejemplo, imaginemos un «termómetro» del 1 al 10 donde 1 es estar muy relajado y 10 muy alterado. Si yo quisiera dormir, seguramente el mejor punto para esta actividad fuera el nivel 1, pero sin embargo, si yo necesito salir corriendo ante una situación de peligro, un nivel de activación más alto me ayudaría más. Entonces, ¿cuál sería la clave? Encontrar nuestro punto óptimo de nivel de activación.
Este punto será diferente dependiendo de la actividad y para cada persona. Es fácil imaginar a Westbrook como en la foto anterior, con un alto nivel de activación a la hora de desarrollar su juego. Jugadores como el mítico Roy Keane del Manchester United o Kevin Garnett por nombrar algunos, serían también fácilmente reconocibles por jugar a alta intensidad e identificar este punto alto.
Sin embargo, otros jugadores pueden necesitar un nivel bastante más bajo para ejecutar de la mejor manera su juego, deportistas como Xavi Hernández o Roger Federer nos son muy conocidos por la pausa y la relajación con la que ejecutan su juego. Incluso algunos jugadores hacen gala de ello como puede ser D’Angelo Russell con su clásico gesto de «Ice in my veins» (Hielo en mis venas).
En conclusión, debemos dejar atrás el pensamiento de que motivar a los deportistas lo es todo y tratar de entenderlos y conocerlos para, dependiendo de cada caso, dejarles un espacio que les permita relajarse o, por el contrario, tratar de motivarlos. Así, evitaremos los dos puntos donde más errores se cometen, la sobremotivación y la excesiva relajación.