Salvatore Schillaci se ganó el cariño de la afición durante la Copa del Mundo de 1990, siendo el máximo goleador del torneo.
De origen siciliano, Schillaci vistió durante 6 años la camiseta del Messina, equipo que militaba entre las categorías B y C de Italia. En 1989 recibió la llamada de la Juventus de Turín, interesados en hacerse con los servicios del delantero de 25 años.
Juventus e Inter, los grandes equipos de Salvatore Schillaci
Durante su etapa como jugador de la Veccia Signora, Schillaci logró una Copa de Italia y una Copa de la UEFA. Aunque mostró un nivel irregular, durante esta época dejó muestras de su capacidad goleadora, anotando 26 goles en 90 partidos. Era un delantero que no destacaba especialmente por su técnica, pero sí por su físico y por esa habilidad de «pescador» en el área.
Su paso por la Juventus duró tres temporadas y, en 1992, decidió marcharse al Inter de Milán, donde no se terminó de adaptar y tan solo anotó 11 goles en 30 partidos. Tras una única temporada en el club, abandonó Milán, poniendo rumbo a Oriente, concretamente a Japón. Allí, Schillaci vistió la camiseta del Jubilo Iwata hasta 1999, cuando decidió retirarse de los terrenos de juego.
Salvatore Schillaci y el Mundial de 1990
Si por algo es recordado Salvatore Schillaci es por su actuación en la Copa del Mundo de 1990. Llegó a la convocatoria como suplente de Andrea Carnevale y Gianluca Vialli y poco a poco consiguió hacerse con la titularidad.
En el partido inaugural frente a Austria, saltó al terreno de juego en el minuto 75′ en sustitución de Carnevale. En poco más de tres minutos, anotó de cabeza el gol que daba a Italia la primera victoria en el Mundial. Desde ese momento, toda la afición italiana tomó a Schillaci como héroe.
Contra Checoslovaquia, Italia se jugaba el liderato del grupo y, de nuevo, apareció Schillaci para abrir el marcador, que minutos después cerraría Baggio poniendo el 2-0.
En octavos de final, el nuevo ídolo italiano respondió a la afición rompiendo el empate en el minuto 65′. Schillaci había adelantado de nuevo al combinado nacional italiano y su figura continuó creciendo entre el pueblo, consagrándose como el «Salvador».
No faltó tampoco a su cita con el gol en cuartos de final frente a la Irlanda de Jack Charlton. Schillaci demostró a todo el mundo su capacidad para recoger balones muertos en el área, anotando el único gol del partido. El siciliano de origen humilde había llevado a la azzurra a las semifinales del Mundial, lo que, por supuesto, provocó un enorme revuelo en el país. Italia estaba a 2 partidos de ganar el torneo del que eran anfitriones.
Maradona fue verdugo, Benckenbauer campeón y Schillaci máximo goleador
Pero como suele pasar en el fútbol, siempre hay un verdugo que tira por tierra los sueños de todo un grupo. Esta vez fue la Argentina de Maradona, que luchaba por conseguir su segunda Copa del Mundo consecutiva. El partido comenzó de cara para los italianos que, en el minuto 17′ consiguieron adelantarse con un gol, como no podía ser de otra forma, de Schillaci.
La alegría duró poco tiempo y la selección argentina mantuvo la compostura hasta conseguir el empate en el minuto 67′. El partido llegó a la tanda de penaltis, donde Roberto Donadoni y Aldo Serena fallaron sus lanzamientos. Italia estaba fuera de la final que finalmente se llevaría la Alemania dirigida por Franz Beckenbauer.
La Selección Italiana tuvo que conformarse con el tercer puesto tras vencer a Inglaterra. Schillaci marcó su sexto gol, pero no llegó a convertirse en una figura inmortal para el fútbol italiano. Ese Mundial hubiera supuesto una de las mejores actuaciones individuales de la historia, aunque para los nostálgicos del fútbol quizá sea mejor así.