Renato Sanches es un joven volante que tiene, entre otras cosas, el título de campeón de Europa con su selección, Portugal. Habiendo fichado por el Bayern en 2016, y vista su precoz evolución en su club y selección, se convirtió en la nueva gran promesa del fútbol mundial. Con toda una carrera por delante, dejó el Benfica y aterrizó en Múnich, pero su paso por el club bávaro fue casi imperceptible. Nunca fue titular con Ancelotti y el verano pasado recaló en Gales, precisamente en el Swansea de Paul Clement. Hoy, tras un pobre primer semestre, busca reencontrar el camino y terminar de despegar.
El 30 de junio de 2016 fue un día muy especial para Renato Sanches. Todavía con dieciocho años jugó los 120 minutos de los cuartos de final de la Eurocopa, que enfrentaba a su selección ante la Polonia de Lewandowski. Anotó el gol del empate con un zurdazo notable y en la tanda de penales se encargó de cambiar por gol el segundo lanzamiento de su equipo, que días más tarde se alzaría como campeón continental por primera vez en toda su historia. El volante comenzó su carrera como muchos quisieran terminarla, como le sucede a muchas nacientes promesas del fútbol contemporáneo.
Lo siguiente para Renato Sanches fue incorporarse a su nuevo equipo: el Bayern de Ancelotti, que casualmente tenía de asistente a Paul Clement en ese entonces. 35 kilos desembolsó canceló el club bávaro al SL Benfica para hacerse con el joven centrocampista que prometía mucho, con una considerable cifra de 45 millones de euros adicionales por objetivos. Más adelante llegarían los galardones individuales por la gran temporada que había hecho, entre ellos el famoso “Golden Boy” que entrega Tuttosport al jugador más destacado de la temporada con menos de 21 años de edad.
El retroceso de Renato Sanches
Es aquí que comienza el retroceso en su desarrollo. En Alemania nunca tuvo el protagonismo que se esperaba y el respaldo de su entrenador no era el más fuerte. En el lapso de solamente un año pasó de jugar casi cuarenta partidos por temporada, entre liga portuguesa, Champions y selección nacional, a frecuentar más los banquillos que los terrenos de juego. Eso, a un jugador de 19 años que necesita explotar de una vez, es como pincharle un neumático a un auto de la Formula 1. Es verdad que tenía por delante a Thiago, Vidal y Xabi Alonso pero de todos modos, sea por la razón que fuese, Renato Sanches dejó de evolucionar para bien durante su estancia en Múnich.
Después de una temporada de sombras, se colgó, sin haber contribuido demasiado en el éxito de su equipo, la medalla de campeón de la Bundesliga. Fue tanto el daño que le hizo a su juego la falta de continuidad que Fernando Santos no lo incluyó entre los convocados para disputar la Copa Confederaciones. Así, en el mismo lapso de un año pasó de ser pieza clave para ganar la Euro a no ser convocado por su entrenador para jugar el torneo internacional previo al mundial. Un giro de 180 grados que pudo, o no, ser culpa de él mismo.
Para la temporada presente, el club alemán lo cedió al Swansea, que a principios de temporada tenía a Clement como director técnico. El primer semestre no fue para nada bueno y aunque casi indiscutido en el once inicial, daba señas de estar todavía estancado en una crisis de fútbol que no le permite soltarse y demostrar lo que puede dar. En las últimas semanas se ha estado recuperando de una lesión y en un par de días ya estará a las órdenes de un entrenador distinto al que lo fichó, su compatriota Carlos Carvalhal.
Dependerá de este tramo final de temporada si Renato Sanches, ahora con veinte años ya, se logra meter en la lista de Portugal para el Mundial de Rusia. Vamos a darle tiempo y a tener siempre presente que, por encima de cualquier cosa, es nada más que un joven volante que hace un par de años tenía una proyección incalculable, sí. Pero aún no se le ha hecho tarde, con veinte años tiene todo el tiempo para reinventarse y, si se lo propone, ser de lo mejor para su país y para el fútbol.