Sarri-Allegri o el eterno debate: fútbol ofensivo vs resultadismo
En el fútbol siempre ha habido y siempre habrá un choque entre dos ideas de juego. La del juego bonito contra la del resultado. Cuando estas ideas se encarnan en dos personajes que coinciden en los banquillos en la misma época y hasta mismo campeonato, todo puede derivar en encontronazos dialécticos y de estilo maravillosos que pasan a la historia. Probablemente el mejor ejemplo ha sido el enfrentamiento 100% argentino entre Menotti y Bilardo. En el caso de los seleccionadores campeones del mundo con la albiceleste en 1978 y 1986, se ha llegado a niveles altísimos de debate filosófico y niveles bajísimos de insulto a la vez. Para entender mejor las diferentes posturas sobre el juego Menotti, dijo que:
«El fútbol de izquierdas es creatividad, ataque y placer, marcar más que el rival; el fútbol de derechas es negativo, miedoso y resultadista».
O también decía:
«¿Qué persigue un equipo para que el entrenador lo disfrute? Lo mismo que una obra de teatro o una orquesta sinfónica. Que no se vulgarice. El aburrimiento lleva a la vulgaridad».
De otro aviso era Bilardo ya que a todo esto contestaba que:
«Jugar bien es una gran mentira; el que gana juega bien».
Ángel Cappa, ayudante de Valdano en Tenerife y Real Madrid, nos ayuda a descifrar mejor estas dos filosofías con una bonita metáfora. Según Cappa el menottismo es como los Reyes Magos: uno espera siempre a los equipos de Menotti con ilusión, sin saber qué le van a traer. Y bilardismo es el señor que le dice al pibe de cuatro años: «los Reyes Magos son los padres, así que te doy un pulóver que te hace falta para el invierno y punto». Cappa sitúa el punto de inflexión en los años sesenta cuando tuvieron éxito equipos vulgares como Rácing Avellaneda o el Estudiantes de Zubeldía entrenador y Bilardo jugador.
«Se iba a que el rival no jugara y se ponía el juego en segundo lugar. Lo más importante era ganar el partido y si ganabas con la mano o con el culo estaba bien hecho».
El fútbol puro ha dejado de existir, víctima de la contaminación resultadista.
El debate sigue abierto y en Italia ha encontrado dos representantes en los entrenadores de los equipos que se disputan el Scudetto en esta temporada: Sarri del Napoli y Allegri de la Juventus. Sarri es un esteta, amante del juego bonito, un entrenador convencido de que para ganar se necesita una buena prestación. Su Napoli posee una identidad clara, un módulo y un guión que no se cambian en ninguna ocasión: se juega siempre con el 4-3-3, contra cualquier adversario. Cada partido es fruto del trabajo que se desarrolla durante la semana, el equipo es como una orquesta, cada movimiento es hijo de una exigencia táctica. Nada es casual. Para aprenderse los mecanismos hace falta tiempo y paciencia, pero después se pueden alcanzar altísimos niveles de perfección y belleza futbolísticas.
Allegri es el mago de la gestión. Es capaz de adaptar hombres y soluciones de juego a las exigencias que se presentan al momento. El técnico que tiene un único objetivo cuando sale al campo: ganar para escribir su nombre en la historia del club que representa y en la historia del fútbol en general. Su Juve es un equipo que evoluciona seguido. Las soluciones tácticas pueden cambiar siempre: no sólo de partido en partido sino también dentro del mismo partido. La contundencia es el punto de inicio, la solidez defensiva y la capacidad de aprovechar el gran talento de sus delanteros son los secretos de su éxito en estos últimos años de dominio en Italia. Jugar bien no es una obsesión, lo único que importa es ganar títulos, como enseña la tradición bianconera.
Es un enfrentamiento de pensamientos que apasiona y divide, provoca discusiones entre aficionados y periodistas de todo el mundo. Es el debate eterno del fútbol. ¿Y tú? ¿De qué lado estás?