Hoy en día todos sabemos ya de qué va este deporte. Un día puedes estar en lo más alto y al otro caer en el mismísimo subsuelo. En el mundo del fútbol llevamos mucho tiempo acostumbrados a los grandes movimientos y cambios. En estas convulsiones también entran los entrenadores. Últimamente da igual si un año un equipo juega mejor que nadie, porque si al siguiente curso las cosas no van bien, poco tiembla el pulso para expulsar al mismísimo técnico.
Cuando hay problemas, si hay una persona que paga todos los fracasos del equipo es el entrenador, aunque de vez en cuando se les considera artífices de sus triunfos. Sin embargo, es la única que debe y puede devolver las aguas a su cauce. La mayoría de equipos que descienden de categoría cambian de entrenador una o más veces en la misma temporada, y aún parece que no hemos llegado a recapacitar que igual la culpa no es precisamente de esa persona.
Los últimos entrenadores que han sido despedidos
Bien es cierto que equipos como el Real Madrid de la temporada 2015-16 salieron triunfadores después de haber cambiado de entrenador a mitad de temporada. En este caso, Zidane conquistó la Champions League con el Madrid encontrándose un equipo desunido por Rafa Benítez. Ese mismo equipo, en la temporada 2018-19, cambió de entrenador hasta dos veces en medio de la campaña, y no consiguió los mismos resultados.
Pochettino, Marcelino, Pellegrini, Emery…
Recientemente nos hemos visto sorprendidos por destituciones de personas que nunca pensábamos que iban a ser expulsadas de sus puestos. El mayor ejemplo es el de Mauricio Pochettino. El técnico argentino llevó a la final de la Champions a un Tottenham desarmado. Sin embargo, esta temporada, al no empezar con buen pie, fue destituido. A la basura fue la media década que ha estado entrenando al mismo equipo.
Al igual que Pochettino, muchos entrenadores son relegados día a día por diversas razones. Si echamos la vista atrás, tan solo en esta temporada hemos visto varios cambios inusuales en los banquillos. Desde las primeras jornadas, con Marcelino, el hombre que hace meses volvió a llevar un título a las vitrinas del Valencia, hasta Pellegrini, que recientemente ha sido destituido sin dejar a su equipo en descenso y habiendo dejado en la anterior campaña al equipo a 5 puntos de la Europa League.
De por medio encontramos también el caso de Unai Emery. El entrenador español parecen no salirle las cosas cuando toma las riendas de un gran equipo. Con el PSG no tuvo suerte, y en el Arsenal no llegó nunca a exprimir todo el potencial del que disponía. A pesar de todo, dejó a su equipo al borde de la Champions League la temporada pasada, y quedó a las puertas de ganar la Europa League, perdiendo la final contra el Chelsea.
En la Bundesliga, también hemos visto recientemente al Bayern Múnich quedarse sin entrenador. Tras una sola temporada al mando, en la que se hizo con el título de Liga y Copa alemanas, quedó grabada su eliminación de octavos de la Champions a manos del mismísimo campeón. A principios de noviembre, tras una desastrosa goleada ante su ex equipo, la directiva del club decidió relegarlo.
Ya no hay Fergusons o Wengers
En la historia quedarán los Sir Alex Fergusson o Arsène Wenger. La Premier League era una competición conocida por ser capaz de aguantar a los entrenadores como no se hacía en ninguna otra liga, pero en los últimos meses están tirando por la borda esa leyenda. Ahora los entrenadores están constantemente en vilo, porque un par de malos pasos pueden costarles su trabajo. Nunca se sabe si una mala decisión técnica puede cruzar los cables de los directivos y pueden verse fuera en cuestión de días.
Día tras día, escuchamos constantes rumores acerca de posibles destituciones con las que los propios entrenadores tienen que lidiar. El propio ‘Cholo’ Simeone ha demostrado lo que es sufrir el ataque de los medios cuando cada temporada le sitúan fuera del equipo, y con la presente suma 8 temporadas al mando del equipo. Probablemente sea la más clara demostración vigente de confianza de un equipo en su entrenador.
Los efectos de despedir al entrenador
No se puede dejar a un equipo sin entrenador a las alturas de noviembre o diciembre. Un equipo debe ir a muerte con su director técnico. La persona que se sienta en el banquillo debe aguantar con el equipo, como mínimo, hasta final de temporada. Esa persona es a quien los jugadores miran cuando están perdidos, y la única que confía en lo que ellos hacen dentro del campo.
Cuando un equipo se queda sin entrenador, vuelve a empezar de cero, y cuando el resto de equipos está en enero, el que tiene nuevo entrenador está en septiembre, y tiene que hacer el largo camino hasta el presente en unas semanas. Diría incluso que no debería estar permitido hacer cambios de entrenadores en mitad de temporada. Igual que hay mercados de fichajes para jugadores, debería haberlo para entrenadores; sería el mismo.
Quizá el fútbol deba un poco más de reconocimiento, tanto a los entrenadores como al cuerpo técnico que les acompaña. Ellos también tienen un gran trabajo aún más silencioso que el de los técnicos. También necesitan tiempo y confianza para poder forjar un equipo a su manera, tanto a nivel psicológico como físico y técnico.
Probablemente los triunfos como el de Guardiola, en el año de su debut, o el del propio Zinedine Zidane, en media temporada, nos hayan malacostumbrados a las burbujas. Los «triunfos exprés» han dejado huella, sobre todo a lo largo de esta década. Ahora, cuando llega un jugador o un entrenador nuevo se espera que el rendimiento sea inmediato. La paciencia ha quedado en segundo plano e incluso se ha llegado a ver como algo negativo. La volatilidad en los banquillos pocas veces ha llevado de la mano el triunfo, pero el Señor Fútbol quizá deba leer este artículo para abrir los ojos.