Ay Unai…

Emery es imprevisible, a ratos parece un tipo encantador y sin embargo otras veces saca un ego impropio de su debilucha imagen. En París se equivocaron de hombre: no necesitaban a alguien que inventase el fútbol sino a un tipo que hiciese correr juntos a gente que no suele correr por ni para nadie.