Desde hace unos años el fútbol está viviendo una etapa de constantes cambios, en todos los aspectos: la táctica, la forma de jugar, los estilos, entrenadores, jugadores… Pero hay un cambio que se resiste, la tecnología en el fútbol. La herramienta con la que se intenta hacer del fútbol un juego más justo no acaba de asentarse como se esperaba.
El uso de nuevas herramientas de la tecnología en el fútbol y el deporte en general, debe tener la principal finalidad de ayudar en la complicada labor arbitral, debe ser un apoyo fundamental en jugadas concretas, de hecho el único apoyo que tienen los árbitros es este, ya que por norma general, los jugadores y entrenadores cada vez ayudan menos en la toma de decisiones arbitrales. Estamos hablando de un deporte, que como todos, no es perfecto y no podemos pretender que el árbitro lo sea. Acciones que son repetidas una y otra vez en la televisión, discutidas durante horas y muchas veces sin una conclusión clara, pero pretendemos que en directo, en décimas de segundos tres árbitros acierten siempre, esto es imposible. Con este déficit, el fútbol ha sido siempre fútbol, y de esta manera nos hemos enamorado de este deporte, pero los tiempos cambian y los métodos evolucionan.
Grandes errores que no se habrían producido con la tecnología en el fútbol
A lo largo de la historia hemos vivido escenas icónicas protagonizadas por errores arbitrales. A todos se nos viene a la cabeza el famoso gol de Maradona a Inglaterra en el mundial del 86, gol del 10 de Argentina con el puño ante la salida del portero inglés. La jugada sigue recordada a día de hoy como la Mano de Dios. Los partidos de Italia y España frente a Corea del Sur, en los Octavos y Cuartos de final respectivamente del Mundial de 2002, el control de Thierry Henry con la mano para meter a Francia en el mundial de 2010, el gol fantasma (que de fantasma tiene poco) de Lampard a Alemania también en 2010… Estos son algunos ejemplos de que el fútbol no es perfecto, son escenas que serán recordadas siempre, y en el pensamiento la idea común de introducir más ayuda a los árbitros para evitar errores groseros, en definitiva, hacer del fútbol un deporte más justo.
Herramientas para implementar la tecnología en el fútbol
Una de las primeras herramientas claves en esta evolución es el asistente de gol. En disparos donde es prácticamente imposible para el árbitro ver si el balón ha entrado o no, parece fundamental contar con esta técnica. Un simple chip en el balón que envía un aviso al reloj del arbitro en caso de gol, parece complicado no pensar que este pequeño avance ahorraría muchas polémicas en jugadas claves de un partido, ya que estamos hablando de que un no gol mal concedido o un gol no pitado puede cambiar completamente el rumbo de un partido y de una competición. La gran ventaja de esto es que no se ralentiza el ritmo del partido y del juego, a diferencia del VAR, que ahora analizaremos, y que genera muchas dudas en este aspecto.
La herramienta por excelencia en la tecnología en el fútbol es el VAR o vídeo arbitraje, que tanta polémica esta generando últimamente. Durante el partido, un grupo de asistentes de vídeo se encuentra en una sala llena de televisores para detectar posibles infracciones que pasaban desapercibidas para los árbitros de campo, pero solo 4 situaciones pueden ser rearbitradas: penatis, goles, expulsiones o confusiones en la identidad de los jugadores. Si se produce cualquiera de estas acciones, los asistentes de vídeo avisan al árbitro para que sea este el que vea la jugada repetida a pie de campo, con la ayuda de una tablet, y pueda rectificar su primera decisión. Sobre el papel esto suena muy bien, ya que entendemos que después de tanto filtros el margen de error es muy bajo, pero el principal perjudicado en todo esto es el ritmo del partido, en definitiva, el espectáculo.
En las últimas aplicaciones del VAR hemos visto interrupciones de varios minutos para tomar una decisión, ¿es esto lo que buscamos? Está claro que es una herramienta joven y necesita tiempo para asentarse y entender que es necesario para la justicia en el fútbol, nadie duda de que este es el verdadero fin, pero la aplicación actual del VAR esta todavía en duda. En un fútbol cada vez más rápido, más vertiginoso no hay espacio para los parones secantes en mitad de un partido. Es necesario ir de la mano con los avances tecnológicos y abrir la mente a nuevos métodos en el deporte, pero no es tan importante la herramienta como la aplicación de la misma.
El mundo del fútbol debería ser completamente consciente de la necesidad de ayudar a los árbitros en su complicada tarea, no al contrario. Debemos buscar el bien común, independientemente de los colores, y hacer del fútbol un deporte con las menores dudas posibles, dejar a un lado supuestas campañas arbitrales contra equipos, contra jugadores, contra entrenadores… Y entender que lo que es complicado de decidir con mil repeticiones en televisión, es imposible acertarlo siempre en directo desde el campo. Queda mucho camino por recorrer y muchas pruebas que hacer para garantizar el perfecto funcionamiento de las nuevas herramientas, pero seguro que algún día casi no se hablará del árbitro y solo lo haremos del fútbol puro y duro.