André Gomes es jugador del F.C. Barcelona a todos los efectos. Rozando la media noche de ayer saltaba la bomba, el Valencia C.F. traspasaba al portugués al club catalán cuando su pase parecía encaminado hacia el Real Madrid. Más allá de su incorporación al actual campeón de liga, ¿quién es André Gomes y qué puede aportar al Barça?
Calidad y proyección
El Barça se lleva a una de las joyas del mercado, un jugador que se adapta perfectamente a las necesidades del fútbol moderno: calidad y físico a partes iguales. El portugués combina destellos de calidad con una imponente planta de 1,88 y un peso cercano a los 85 kg de pura fibra, un David de Miguel Ángel hecho expresamente para jugar al fútbol en 2016 y no en 1990, una pieza difícil de conseguir en el mercado, casi exclusiva. André es un jugador con capacidad para aportar en diversas facetas del juego, si bien su mentalidad y su talento aconsejan focalizarlo hacia labores ofensivas. El luso es, con permiso de Paul Pogba, el mejor sub -23 del mundo, uno de esos diamantes en bruto a los que se les ve un techo sin límite, aunque su precio viene inequívocamente por lo que se intuye, más que por lo que actualmente es.
Ubicación en el campo
André Gomes es un jugador ideal para utilizarse como volante ofensivo en un 4-3-3, ése ha sido su hábitat desde que debutó en el Benfica y en el que más y mejor ha rendido en el Valencia. A día de hoy no tiene la presencia para jugar en un 4-4-2 como pivote organizador y cuesta imaginárselo ahí, sin embargo dicha incapacidad no debería ser un problema en un equipo como el F.C. Barcelona, que ha interiorizado el 4-3-3 desde hace más de una década y ha variado en muy contadas ocasiones a lo largo de estos años. Su lugar ideal en esa línea de tres centrocampistas es la izquierda, desde donde tiene la opción de salir en regate hacia cualquiera de los dos lados y esperar además el desdoble del lateral. Ahora bien, André es prácticamente ambidiestro y no sería extraño que Luis Enrique optase por acomodarlo también como volante diestro, teniendo en cuenta que la izquierda está reservada para Andrés Iniesta. El rendimiento de Arda Turan ha estado en entredicho y Rakitic parece el eslabón más débil, quizás el único resquicio por el cual André pueda acceder a la titularidad del Barça, al menos a corto plazo.
En contadas ocasiones el luso ha actuado también como mediapunta o incluso como interior izquierdo en un clásico 4-4-2, sin embargo dichas posiciones no existen en el sistema de Luis Enrique y cuesta imaginárselo ahí.
Disparo, regate, despliegue físico
El ya ex – jugador del Valencia es un jugador con un radio de acción muy elevado, un futbolista que ocupa mucho terreno de juego y que llega a zonas de disparo con relativa facilidad. Tiene un disparo duro, potente y seco, con un timing y una forma de golpear ideales que aseguran muchos golazos desde fuera del área en los próximos años, tanto con pierna izquierda como con pierna derecha, pues no tiene problema alguno al manejar ambas extremidades con igual soltura. Además es un centrocampista que acostumbra a tener algunos guiños con la grada en forma de detalles técnicos especiales, controles espectaculares o alguna ruletita esporádica, siempre con sentido y sin abusar de lo estético. Su altura le permite ganar muchos balones por alto, sobre todo tras saques de puerta, o bien bolas divididas en el medio del campo, si bien no se ha caracterizado hasta ahora por ser un buen rematador de cabeza, ni tampoco por tener un salto prodigioso.
La cualidad principal del nuevo jugador blaugrana es la potencia en carrera, así es como suele generar expectación en la grada y así es como puede marcar diferencias. Un jugador vertical, no excesivamente rápido en distancias cortas, pero prácticamente imparable en cuanto gana un poco de velocidad y tiene espacios. Con campo para correr André es un auténtico tren de mercancías que además nunca pierde el dominio del esférico, llevándolo siempre muy pegado al pie. Será difícil ver al portugués con tantos espacios por delante en muchas ocasiones, sobre todo porque deberá ser consciente de que va a tener que mantener una disciplina táctica férrea, tendrá a tres jugadores por delante cuya actividad defensiva es reducida. Si a eso le sumamos que los equipos rivales tienden a acumular sistemáticamente muchos jugadores en campo propio, quizás el juego de André deberá sufrir importantes modificaciones: ganar en el pase corto y la combinación y acostumbrarnos a no verlo en largas carreras verticales a portería. Conviene añadir que, pese a su calidad, no es un jugador con un último pase excesivamente decisivo, pero sí un buen finalizador de cara a puerta cuando llega desde atrás, algo ideal en un sistema en el que Messi maneja los hilos y asiste cómo y dónde quiere.
Su problema fundamental: la irregularidad
André Gomes es un jugador que enamora por vídeo, uno de esos que uno ficharía con los ojos cerrados si tira de youtube, sin embargo muchos de sus partidos se resumen en unas pocas jugadas y muchos minutos de inactividad e intrascendencia. André no es hasta ahora un jugador regular y determinante como tal, le falta constancia y personalidad para aparecer durante más tiempo en el partido. Su talento nunca ha estado en tela de juicio pero sí su competitividad y su personalidad a la hora de echarse un equipo en horas bajas a la espalda como era el Valencia del que vino, algo quizás entendible por su edad (22 años) pero que no lo disculpará en un club tan exigente como el Barça.
Otro debe del portugués, sobre todo durante sus primeros meses en Valencia, fue su dificultad a la hora de dosificarse durante el partido. André tiende a ser un jugador de 65-70 minutos, que lo da todo durante ese tiempo pero se diluye como un azucarillo conforme avanza el reloj. Su físico indica todo lo contrario, sin embargo el centrocampista sufre cuando los partidos no están resueltos hasta el último cuarto de hora y por el momento no se le ha visto mentalmente preparado para liderar a su escuadrón hasta la victoria. André sufre cuando su equipo no tiene el balón, tácticamente tiene mucho por pulir, hasta el punto de tener una ubicación algo indefinida en el campo, un déficit que, no obstante, suele ser habitual en el fútbol moderno y algo mejorable a tan tierna edad.
Su faceta personal: intachable
André llegó como un auténtico desconocido al Valencia, pero a los pocos meses ya había cautivado a una afición que siempre lo alentó y le perdonó todo: era el niño mimado de Mestalla. El luso aterrizó por primera vez en un país extranjero, dejó su casa y pasó a vivir solo en una ciudad que le era desconocida, una ciudad peligrosa si uno tiene demasiadas ganas de pasárselo bien. Y nunca hubo ningún problema. En un club acostumbrado a los líos, André ha sido un ejemplo de profesionalidad y de calidad como ser humano. Siempre serio en su trabajo y en el terreno de juego, los picos de rendimiento del ex – valencianista nunca se le han achacado a asuntos extradeportivos, siendo todo un modelo de lo que tiene que ser un jugador de fútbol. No le gusta ser protagonista, sus comparecencias públicas son escasas y destaca por ser un chaval afable y muy correcto en el trato, una personalidad perfecta para un vestuario repleto de egos como el que se encontrará en su próximo club.
Rol en el Barça
El Real Madrid planeaba que André fuese el sustituto de Modric en el centro del campo, algo que no sedujo al portugués, primero por su imposibilidad para hacerse un hueco en el once blanco y segundo porque sus características difícilmente llegarán a asemejarse a las del croata. André necesita libertad en el centro del campo, el rendimiento del equipo no puede depender de él, eso sería un suicidio para el equipo y para él mismo. En el Barça, el hecho de que exista un jugador tan “liberador” como Busquets le allana mucho el camino. André no es un creador de juego, no sabe temporizar y todavía no lee bien el partido, es un animal que disfruta rompiendo entre líneas, llegando al área y siendo muy vertical, un complemento ideal al juego más contemplativo de Busquets e Iniesta y muy del gusto de un entrenador como Luis Enrique, que ha convertido al Barça en un híbrido de muchas cosas.
A priori, es un fichaje de presente pero más de futuro. Cuesta imaginarse al actual André gobernando el centro del campo culé en el 90% de los partidos, cuesta ver a André convertido en una pieza clave de un engranaje tan perfecto como el azulgrana. Pero también cuesta pensar que el centrocampista culé no evolucione hasta convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo en su posición, su talento innato y su buena cabeza hacen pensar que el estancamiento no es una posibilidad. Deberá aprender a presionar de forma más coordinada, ganar en agresividad, ganar peso en el centro del campo, pero es algo que con el tiempo debería adquirir a poco que su progresión siga como hasta ahora.