Cuando un deportista de la talla de Andrés Chapu Nocioni se retira, en general, los periodistas se esfuerzan por recopilar todos los datos de los que se dispone del deportista en cuestión y los “vomitan en el papel”. En este caso, tratándose del Chapu, prefiero afrontar el repaso a su trayectoria de una manera distinta. Y la decisión de cambiar la forma de escribirlo es más por el personaje que porque sea partidario de este estilo.
Porque vaya por delante que sólo he visto una vez jugar en directo al jugador argentino. Fue esta misma temporada en el partido que enfrentaba el Real Madrid y al Manresa. Primero contra último. Primeras jornadas de Liga ACB. Sin apenas trascendencia. Pues bien, salió desde el banquillo en el segundo cuarto y a los tres minutos de salir, ya le habían señalado técnica descalificante. El Madrid ganó por 40 puntos y un jugador con 36 años había salido de la cancha descalificado. Creo que es un ejemplo bastante real de lo que es el Chapu.
Nocioni no ha entendido nunca de partidos amistosos, de partidos ganados, de partidos importantes o decisivos. El Chapu nació y creció para que todos los partidos en los que participara fueran importantes. Para luchar y ser intenso en cada balón y en cada jugada. El argentino jugó en Manresa, Baskonia, NBA (sobre todo en Chicago) en Baskonia otra vez, en el Real Madrid y en Argentina. Y, ¿dónde rindió más? En aquellos equipos que más confiaron en él. En aquellos que creyeron en sus posibilidades y donde se sintió importante. Donde cargó con responsabilidades. Aunque no es objeto de este artículo, en cierta manera me recuerda a Sergio Llull. Su contribución en la Selección Española, donde no es la referencia, es sensiblemente inferior a la que luce en el Real Madrid. Tal vez sea consciente de ello y por ello no quiere “sufrir” en la NBA y sí disfrutar en Europa donde es el jugador franquicia de un equipo candidato a todo.
Volviendo a Nocioni, hay un detalle que pasa desapercibido en su trayectoria y que merece la pena destacar. En el Baskonia, en el Real Madrid y en la selección argentina, su presencia ha coincidido con los mejores tiempos de la historia de estos equipos, en el caso del equipo vitoriano y Argentina, o de los mejores momentos de la época contemporánea como es el caso del Real Madrid. Y es en esos equipos donde el Chapu ha sido más importante. Donde más ha brillado y donde su huella se ha hecho más imborrable. Porque, el Chapu fue el MVP de la Novena del Real Madrid en 2015, porque fue el que falló el tiro que le hubiera dado el pase a la final del Mundial de Saitama a Argentina (sólo los grandes tiran los últimos tiros), fue protagonista en su selección en la conquista de la medalla de oro en los JJOO de Atenas en 2004 y campeón de dos Copas del Rey con el Baskonia y MVP de la primera Liga ACB que ganó el Baskonia.
Andrés Chapu Nocioni ha sido decisivo en sus equipos durante 14 años, desde 2003 (triunfos con Baskonia y Argentina) hasta 2017 (triunfos con Real Madrid). La Copa del Rey que el Madrid gana en 2017, se basan en unos últimos minutos en los que el Chapu, de manera providencial, asfixia defensivamente al rival y el Madrid remonta o sentencia en cada uno de los partidos que disputó el equipo blanco (sucesivamente, Andorra, Baskonia y Valencia).
Porque no cabe duda que el argentino ha gozado de unas cualidades técnicas más que aceptables como alero y conforme fue cumpliendo años como ala-pívot, pero no es menos cierto que por encima de sus altas prestaciones en anotación y en defensa, ha sido su espíritu irreductible, su personalidad y su “mal genio” en la cancha los que han hecho de Andrés Nocioni un jugador especial. Esos han sido los rasgos que perdurarán. Los aficionados y los compañeros lo echarán mucho de menos. Los rivales… agradecerán no tener que enfrentarse a la Santa Fe.
Hasta siempre máquina,gracias por todo.