Eurocopa 1964, la venganza de España
La Eurocopa de 1964 es el ejemplo más claro y, quizás, el primero que nos ha dejado este increíble deporte, de que el fútbol siempre ofrece una revancha. España vengaría la prohibición de Franco de competir contra la URSS en el torneo de 1960 ganando la final a dicha selección y proclamándose así Campeona de Europa por primera vez en su historia.
Al igual que en el torneo anterior, la mayor parte de la competición se disputó en los respectivos países de las selecciones participantes (partidos de ida y vuelta), a excepción de las semifinales y final, cuya sede fue España.
Eurocopa 1964: Octavos de final
Los octavos de final dejaron en el tintero a potentes selecciones como Alemania Democrática, que cayó derrotada por la sorprendente Hungría, que vivía la segunda época de oro magiar. Los Países Bajos cayeron ante la auténtica revelación del torneo, Luxemburgo, por un ajustado 3 a 2. Italia no pudo competir con la por entonces temida URSS (1-3) y Suecia sorprendió al vencer por 3 a 2 a Yugoslavia, finalista de la anterior edición. En el resto de emparejamientos, Irlanda ganó 3 a 2 ante Austria, Francia cosecharía el mismo resultado para eliminar a Bulgaria, Dinamarca golearía cómodamente a Albania y España conseguiría su pase tras un sufrido 1 a 2 ante Irlanda del Norte.
Eurocopa 1964: Cuartos de final
Los cuartos de final depararon dos grandes goleadas. Hungría vapulearía por un global de 5 a 2 a Francia, mientras que la selección local despacharía a Irlanda por un sonrojante 1 a 7, resultado que volvió a colocar a España, por segundo torneo consecutivo, como la máxima favorita al título final. La URSS se aseguró repetir fase final tras vencer por 4 a 2 a Suecia y Dinamarca y Luxemburgo pusieron emoción al torneo, al requerir de un tercer partido de desempate, tras igualar 5 a 5 en los dos primeros, y en el que los daneses se impondrían por 1 a 0.
Eurocopa 1964: Semifinales
Las semifinales, junto con la final, tuvieron lugar en una sede única, España. En la primera de ellas, el combinado español derrotaría a Hungría por un ajustadísimo 1 a 2, en un partido que se resolvió en el tiempo extra. En la segunda, la URSS arrasó por 0 a 3 a Dinamarca. La final soñada tendría lugar: España-URSS.
Eurocopa 1964: Final
En la final, España se vengaría de todo el mundo para alzarse con el trofeo, tras derrotar a los soviéticos por 1 a 2. Un golpe en la mesa y el título para un grupo de jugadores que aún tenían el mal sabor de boca que supuso la decisión de Franco en el anterior torneo. El partido, que convocó a 79 000 espectadores en el Santiago Bernabéu, fue igualmente pionero en el terrible error de mezclar fútbol y política, ya que dos regímenes totalmente opuestos se enfrentaron en el terreno de juego.
Eurocopa 1964: El papel de España, título con regusto y cierta rabia
España superó la fase preliminar con un cómodo 7 a 3 ante Rumanía, en una eliminatoria que resolvió en la ida con el 6 a 0 conseguido en el Bernabéu. Posteriormente, como ya se ha comentado, sufriría ante Irlanda del Norte, se pasearía ante Irlanda, consumaría su favoritismo en una sufrida victoria ante la revolucionaria Hungría y asestaría el golpe definitivo con el golpe de Marcelino en el minuto 84 de la final ante la URSS. La asistencia, por cierto, fue de Pereda y no de Amancio, como popularmente se cree.
Iríbar a la portería, Rivilla, Olivella (capitán) y Calleja en la defensa, mediocampo para Zoco y Fusté y a partir de ahí una hornada de talento difícil de igualar: Amancio, Pereda, Marcelino, Luis Suárez y Carlos Lapetra. Esos fueron los 11 integrantes del equipo titular en la final. Luis Suárez era el arquitecto de lujo de aquel equipo, el mejor jugador y por el que pasaba todo el juego. Su actuación fue determinante y le sirvió para ganar el Balón de Plata de ese año, a los que hay sumar otro galardón de igual calado en 1961, el de Bronce de 1965 y el Balón de Oro de 1960 (único jugador español de la historia en lograrlo).
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El título supo de maravilla a unos jugadores que pudieron así desquitarse de la decepción que supuso su abandono político en la primera edición del torneo, pero a su vez les dejó la amarga sensación de sabor que lo que en ese momento estaban celebrando, muy tranquilamente podría haber sido un doblete.
El combinado español vivía por entonces una época de oro que dio paso a nada más y nada menos que 44 años de sufrimiento y decepciones, que acabarían en 2008, cuando la generación de oro de nuestro fútbol cosechó el torneo en Austria y empezó su reinado mundial hasta 2012.
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