El sueño americano. Ese mito que rodea al país de las barras y las estrellas y que afirma que, con esfuerzo y sacrificio, uno puede llegar tan alto como se proponga. Andre Ingram sabe un rato largo de sudor y dedicación. Y finalmente, tras más de una década detrás de él, alcanzó su objetivo profesional.
El mes de abril de Los Angeles Lakers lleva un tiempo sin ser especial. Desde su última aparición en los Playoffs, en 2013, bajo la batuta de Kobe Bryant, los de California llegan sin opciones de alcanzar la postemporada. Pese a tener un proyecto con caras interesantes, como Lonzo Ball o Kyle Kuzma, y tener unos despachos dirigidos por Magic Johnson, los angelinos no han podido alagar la temporada esta campaña. Así que algo especial había que buscar para los aficionados del Staples Center.
Andre Ingram debuta en la NBA con 32 años
Y si era especial para los fans, para el protagonista ni hablemos. André Ingram, jugador de 32 años de los South Bay Lakers, viviría la pasada noche una de las más emocionantes de su vida. Con diez años en la liga de desarrollo, el jugador no esperaba verse nunca enfundado en una camiseta de «la liga de los mayores». Sin embargo, la reunión de evaluación de la temporada tenía una sorpresa para él. De la nada, el general manager de la franquicia, el mítico Magic, le decía que pasaría a formar parte de la plantilla NBA en los dos últimos partidos del curso. Una enorme sonrisa y un halo de emoción adornaron su rostro. Lo había logrado.
En la noche del día 10 de abril, los Lakers, con Andre Ingram como principal protagonista, recibían a Houston Rockets, el mejor equipo de la temporada regular. Pese a ser su debut, y su equipo no poder plantar cara a Harden y compañía, el veterano jugador no se amedrentó. Recordando sus actuaciones en la G-League (en la que es toda una institución, siendo el mayor triplista de la historia de la competición y el segundo en número de partidos), el escolta realizó un partido soberbio. 19 puntos, con una serie de 6 de 8 en tiros de campo, con 4 triples; 3 rebotes y 3 tapones en su debut. Se convertía así en el debutante de más de 30 años con mayor anotación, superando los 10 puntos de Sabonis.
La NBA y sus equipos dan oportunidades a aquellos que trabajan, se esfuerzan y demuestran que pueden tener un sitio, aunque sea testimonial, en la competición. Dentro de las historias que esta liga nos regala, la de Andre Ingram quizá sea la más emotiva del año. Al fin y al cabo, ya lo dice el eslogan: NBA, where amazing happens.