La eterna promesa, el suplente de lujo, la zurda de oro, el rey del tacón o, si lo prefiere, diga simplemente “Guti”. Pocos jugadores han recibido a lo largo de su carrera tantos y tan controvertidos apelativos (muchos de los cuales me he ahorrado citar). Y es que Jose María Gutiérrez Hernández ha sido un jugador muy peculiar. Ha generado amor y odio a partes iguales en todos los campos que ha pisado y sobre todo, en el Santiago Bernabéu, el que fue su casa durante quince años.
Es por eso que me he decidido a escribir estas líneas, a modo de modesto homenaje, intentando rescatar del olvido las virtudes y genialidades de este “renegado” del fútbol moderno. Por eso y porque, sinceramente, algunos lo echamos de menos.
Cómo jugaba Guti: un elegido
No hay duda de que el de Torrejón no pasará a la historia del fútbol como uno de los jugadores más importantes. Pero sí lo hará dentro de esa selecta lista de elegidos, en la que sólo los jugadores más geniales y carismáticos tienen cabida. Aquellos jugadores que ofrecen al fútbol algo más que trabajo y goles. Los que ofrecen espectáculo, los que se crecen ante los pitos e insultos de la grada rival y no se esconden en las ruedas de prensa.
Puede que algunos os estéis echando las manos a la cabeza al intuir lo que trato de decir. Meter a Guti en el mismo saco que Cantona, Best, Garrincha, Romario, Ibra o tantos otros puede resultar odioso en la comparación. Pero no podemos negar que el hecho de casi haber sido one club man en un club tan exigente como el Real Madrid, compartiendo vestuario con Zidane, Figo o Ronaldo no es nada fácil. Y todo aquel que haya visto jugar al 14 sabe que si no ha alcanzado las cotas de Raúl, o algún otro de sus coetáneos en el fútbol español, no ha sido precisamente por falta de calidad.
Guti fue un jugador diferente, para lo bueno y lo malo
Lo cierto es que son sus propios defectos los que han hecho a Guti ser como es, el claro ejemplo de que las mejores cosas en esta vida se nos ofrecen siempre en pequeñas dosis. Cada vez que Guti saltaba a un terreno de juego en el minuto 70 y tomaba las riendas del equipo, cual Russell Crowe en Master and Commander, dando un auténtico recital de pases en corto y en largo, era proporcional a las veces que decepcionaba saliendo de inicio o que se borraba de alguna cita importante.
No quiero decir con esto que estemos hablando de un jugador cobarde que rehuía las grandes citas, ni mucho menos. Así son los genios, caprichosos hasta la extenuación, dejando tantas y a la vez tan pocas noches mágicas para el recuerdo. Tantas porque se me hace imposible quedarme con una y pocas porque “Gutiérrez” es de esos jugadores adictivos, de los que siempre quieres que jueguen y bien porque ya lo han hecho muchas otras veces. Aunque no es el único que ha tenido que pasar por esto, genios de la talla de Andrés Iniesta o Mesut Özil han sufrido también este tipo de exigencias y las consiguientes e injustas etiquetas de jugador irregular por no rendir siempre rayando la perfección.
La calidad se personificó en la bota izquierda de Guti
Hacer un repaso a la carrera de Guti H. es una oda al pase medido, ya sea al pie o al espacio, ya sea de 40 o de 5 metros, un cambio de banda o un puñal envenenado a las entrañas de la defensa rival. Pero también podemos encontrar regates, recursos, alguna que otra expulsión y bastantes goles, la mayoría de bellísima factura.
Si por algo ha destacado también a lo largo de su carrera, aparte de sus sonados cambios de look, ha sido por su polivalencia, llegando a jugar en todas las posiciones posibles del medio del campo hacia delante y haciéndolo bastante bien en todas, llegando a marcar 14 goles durante la temporada 2000/01 jugando de delantero centro. Aquí os dejo un vídeo en el que se muestran algunas de esas pinceladas de genio, disfruten (lástima que la calidad de imagen no sea equiparable a la de su protagonista…).
Como ya saben, en la cabeza de este tipo de jugador el fútbol se entiende de otro modo, como un arte, un disfrute. No como una maquinaria bien engrasada que sólo busca resultados. Quizás ésa ha sido la gran virtud y a la vez su gran enemigo dentro del fútbol, el hecho de ser más artista que deportista, un jugador con una visión de juego prodigiosa, de esos que ven más espacios a ras de césped que los que vemos mirando el partido desde casa. Alguien que, como me decía siempre un buen amigo, haciendo suya una frase que escuchó no sé dónde: “Tiene más calidad en la uña pequeña del pie izquierdo que todo el resto de la plantilla junta”. Palabras mayores, lo sé, pero pocos jugadores además de éste se me ocurrirían a la hora de pronunciar tal ocurrencia…
Casi one-club-man, Guti se retiró en el Besiktas
Tras pasar sin pena ni gloria por el fútbol turco y siendo más sonadas sus juergas nocturnas que sus apariciones sobre el terreno de juego, en noviembre de 2011 decide rescindir su contrato y colgar las botas de forma definitiva. Conociendo al 14 esta decisión no debió de ser nada fácil, ya que a un jugador de su perfil todavía le quedaban algunos años más de fútbol. Quizás fuese porque era tan madridista que el fútbol fuera de la capital ya no tenía sentido para él. O porque como siempre dijo mientras jugó, había demasiadas cosas que hacer antes de cumplir “los cuarenta”.
Para despedirme, no me gustaría acabar este artículo sin hacer mención a la que, a pesar de no ser su actuación más recordada, es para mí la que mejor define el carácter y la calidad de este jugador.
Guti, hombre de partidos grandes… casi siempre
En el mejor de los escenarios posibles, escoltado en el mediocampo por Gago y Diarra (poco más que añadir) frente a Xavi, Iniesta y Deco (casi nada) durante aquella atípica “Liga de Capello”. El Real Madrid llegaba a la cita con los ánimos por los suelos, recién eliminados en Champions en el Olímpico de Munich, tras aquel famoso gol de Makaay a los 10 segundos y con muy poca fe en una victoria que lo metiese de lleno en la pelea por la Liga. Finalmente y contra todo pronóstico el resultado fue de empate a 3 y permitió que el Barça no sentenciase el campeonato.
En aquel partido hubo dos protagonistas. Un proyecto de gigante como Leo Messi (que por aquel entonces lucía el 19 a sus espaldas), autor de un increíble hat trick que muchos recordaréis. Y, con permiso de Ruud Van Nistelrooy, autor de dos goles blancos, Jose María Gutiérrez “Guti”.
El 14 e echó el equipo a sus espaldas (esta vez desde el minuto uno) y participó en cada uno de los goles de su equipo, dando un recital de juego y veteranía en la medular, comenzando una corta pero bonita etapa que vería su confirmación como titular indiscutible en el cuadro madridista. La siguiente temporada a las órdenes de Schuster el Madrid acabaría ganando la Liga con comodidad, siendo el 14 blanco con 18 asistencias el mejor asistente de la temporada.
Estadísticas de Guti
- Real Madrid: 542 partidos, 77 goles y 89 asistencias.
- Besiktas: 40 partidos, 12 goles y 14 asistencias.
- Selección Española: 14 partidos y 3 goles.