Formaron la pareja más estable de la NBA. El mítico Andrés Montes se refería a ellos como: «la medalla del amor, hoy te quiero más que ayer pero menos que mañana». Esta es la historia de los Jazz de Stockton y Malone.
Stockton y Malone: una vida juntos en los Utah Jazz
John Stockton y Karl Malone llegaron casi de la mano a unos Utah Jazz que en la temporada 1982-83 se habían clasificado por primera vez para jugar los Playoffs. Una franquicia que poco a poco se iban asentando en su nueva ciudad (llegarían a Salt Lake en 1979 dejando atrás New Orleans). Ninguno de los dos llegaba con la vitola de grandes jugadores.
De Stockton se destacaba su visión de juego y defensa, pero su estatura (1,85m) y su tiro eran dos de los aspectos donde debía mejorar. Malone, por su parte, al jugar en una universidad muy pequeña (Louisiana Tech.), pasó desapercibido para muchos equipos que consideraban que era más fácil destacar ahí que en otras como North Caroline o Michigan.
Pasarán juntos en los Jazz 18 temporadas hasta el año 2003. En ese tiempo, Stockton sería 10 veces All Star y es el máximo asistente de la historia de la NBA (15.806 asistencias totales… ahí es nada). Malone, por su parte, sumó 14 participaciones en el partido de las estrellas, 2 MVP’s y es el segundo máximo anotador histórico con 36.928 puntos en 19 temporadas como profesional.
La historia de los Utah Jazz de John Stockton y Karl Malone
Esta es la historia de un dúo mágico que son santo y seña de toda una franquicia. La historia de los Jazz de Stockton y Malone.
1983, John Stockton llega a Utah
Utah Jazz gastó su elección número 16 del draft de ese año en un base que venía de promediar 20 puntos por partido y 7 asistencias en sus cuatro años en la Universidad de Gonzaga. En ese draft los primeros puestos los ocuparon unos jovencitos llamados Hakeem Olajuwon (nº1), Michael Jordan (nº3) o Charles Barkley (nº5).
Stockton no llega a Utah para ser titular. Por delante de él se encontraba Ricky Green, un base de parecidas características físicas, pero que no tenía la visión de juego de John. Esa sería la clave que le acabaría abriendo la puerta de la titularidad. Pero dentro de ese pequeño base había mucho más.
Si en algo coinciden nuestros protagonistas es en que su trabajo y esfuerzo acabó haciéndoles mejores jugadores de lo que eran por condiciones naturales. John entendió pronto que para poder defender a bases más atléticos tenía que ser además de duro, inteligente. Pocos bases han entendido el juego como él.
Defensivamente, aparte de ser una «lapa», estudiaba con cierta obsesión a sus rivales. Analizaba cuál era al lado al que iniciaba el bote, su perfil preferido a la hora de penetrar, su forma de manejar el balón… Esa labor de investigación, unido a su rapidez, le convertían en un defensor terrible. Unas líneas atrás he dicho que era duro, ¿verdad? Si lo miramos con los ojos de hoy día, Stockton sería considerado un jugador sucio (y también tenía esa fama en su época). Nunca rehuía el choque con una defensa física y muy agresiva a la hora de robar el balón.
Karl Malone: El Cartero siempre llama dos veces
El otro componente del matrimonio recibía el mote de «El Cartero», ganado a pulso por su regularidad partido a partido durante su periodo universitario. Y al contrario que John, fue titular en 76 partidos en su año rookie. Pero con la llegada de Stockton a la titularidad, ambos darían el salto definitivo.
Los Utah Jazz de Stockton y Malone: Pick & Love
Llegó un momento en que podías ver cualquier partido de los Jazz y saber cual sería la jugada más repetida. Stockton con la bola recibe el bloqueo de Malone en la parte alta de la zona, el base avanza un par de pasos y asistencia para que el alapívot machaque el aro rival. El pick & roll en su máxima expresión, ejecutado con precisión suiza y un final de bella factura. Era su sello. Nadie lo ha sabido hacer como ellos y por más que lo repitieran, no se les podía parar.
Aunque decir que su juego se limitaba a eso sería reducirlo mucho. Stockton con los años generó un tiro exterior que sin ser una maravilla era una amenaza seria si las defensas se cerraban sobre la zona, mientras que Malone añadió a su arsenal un tiro de media distancia que obligaba a salir lejos del aro a defenderle. Otra de las claves era su conocimiento del juego. Sabían jugar casi mejor sin balón que con él y eso era culpa de otro hombre clave en esos Jazz.
16 años de esfuerzo sin premio
Jerry Sloan llega a Utah en el verano de 1988 y los Jazz darán progresivamente el salto de calidad hasta ser verdaderos aspirantes al título. Jugar en el Delta Center era un verdadero suplicio. Un ambiente caliente, un equipo físico y una defensa llevada al límite del reglamento. Y prueba de eso este dato: durante los años que los tres coincidieron, la franquicia mormona nunca falló a su cita con los PlayOffs.
Lo tuvieron cerca. Mucho más de los que algunos creen. Sólo los mejores Bulls y la mejor versión de Michael Jordan les privaron del anillo. Para acabar, Malone tuvo una última oportunidad en el 2004: jugando en Lakers se enfrentó a los Pistons de Ben Wallace… y creo que esa historia ya les suena.